Declarada por la UNESCO  Patrimonio Mundial -desde el año 2007-  posee un conjunto urbano  distinguido con un perímetro amplio y complejo que no ha experimentado ninguna ruptura estilística desde hace dos siglos, y que aguarda al viajero con múltiples tesoros.

TEXTO Y FotoS : Juan Manuel Fernández

Denominada la dama de la Aquitania francesa por pertenecer  a esta región de Francia, desaparecida no hace mucho, pero que en unión de zonas limítrofes forman la actual Nueva Aquitania.

Se encuentra dividida en dos partes por el río Garona, unidas por un puente de piedra que se le atribuye a Napoleón; además de otros más modernos, como el levadizo, que se eleva verticalmente para dejar pasar a los barcos de mayor calado.

Nuevo nº Junio 2020

La historia de esta ciudad es muy amplia; basta decir que ha sido la capital de Francia en cuatro ocasiones, además de jugar un papel muy importante durante la Revolución.

Tras una intensa limpieza y puesta al día de la ciudad por un periodo de unos quince años, se muestra en todo su esplendor.

La zona más significativa de la ciudad es la denominada Plaza de la Comedia. En ella se pueden ver dos de sus edificios más notables, el Gran Teatro y el Hotel Intercontinental. 

Para comezar a recorrer la urbe, sin duda  es el sitio perfecto. 

Cerca encontramos una de las plazas más grandes de Europa, la Place des Quinconces, donde se celebran todo tipo de actos culturales y sociales. 

En el centro de la misma hay un monumento en recuerdo a los girondinos que cayeron víctimas del terror durante la revolución francesa.

Con dos fuentes a los lados y coronado por una gran columna con una estatua en su cima que representa el espíritu de la libertad. 

Al final, de nuevo el río Garona que en sus orillas dispone de grandes espacios de ocio y relax.

Emblemática también la Plaza de la Bolsa. Se necesitaron 20 años para su construcción. Inaugurada en 1749, es todo un símbolo de la prosperidad de la ciudad y actualmente conocida en todo el mundo.

Finalmente un paseo por la famosa calle de  Sainte- Catherine, la más populosa de Burdeos, repleta de establecimientos comerciales, cafeterías y restaurantes.

Se trata de una vía peatonal de 1,2 km de largo que conforma uno de los dos ejes principales que atraviesa su centro histórico. 

Un centro que no es demasiado grande, por lo que es factible recorrerlo a pie, aunque hay un magnífico servicio de tranvías que te llevan a visitar todo lo necesario.

Tras un breve recorrido llegamos a la Catedral de San Andrés, con una torre campanario donde podemos disfrutar de unas magníficas vistas 

-si alguien se anima con sus  231 peldaños-.  

Se la denomina Pey Berland, ya que es el nombre del arzobispo que la mandó construir.

A sus espaldas, el Hôtel de Ville o Ayuntamiento, que en realidad fue el imponente Palais Rohan, construido en la década de 1770.

Al pasear por las estrechas calles de los barrios antiguos de Burdeos y visitar sus mercados, nos hacemos una idea más o menos completa de todo lo importante. 

Pero aún nos queda por conocer el papel que desempeña el vino en toda esta región y en la propia ciudad….