Érase una vez un bello país, entre montañas de cumbres nevadas y frondosos valles.

Tal cual, solo faltan las princesas buenas, las brujas malas y los gentiles caballeros para meternos dentro de un cuento de lo más clásico.

Pues no, no es un cuento. La realidad es que vamos a recorrer el Principado de Andorra, al suroeste de Europa, entre Francia y España, pequeño país soberano de 468 kilómetros cuadrados a más de 1.000 metros de altitud, encajado en plena cordillera de los Pirineos, con inviernos blancos y veranos verdes.

Articulo Publicado en el nº28



Sus aproximadamente 78.000 habitantes se reparten en siete parroquias que forman el micro-estado más grande de Europa: 

Canillo, Encamp, Ordino, La Massana, Andorra La Vieja (capital del país) San Julián de Loria y Escaldes-Engordany.

Es un Coprincipado Parlamentario dirigido por el Obispo de Urgell y el Presidente de Francia. Y sí, tienen dos jefes de estado, único caso en el mundo, debido al conocido como Pariatges, documento de origen medieval. 

No es miembro de la Unión Europea, pero en muchos aspectos es como si formara parte de ella, la utilización del euro como moneda es un claro ejemplo.

El secreto bancario que la hizo ser un paraíso fiscal cambió y mucho desde 2009.

Fue  entonces cuando Nicolás Sarkozy, presidente francés en  ese momento, indujo al cambio del sistema financiero, que hasta entonces podía fomentar el  fraude fiscal.

El catalán es su idioma oficial, teniendo en cuenta que tanto el castellano como el francés se oirán normalmente por toda la comarca, debido a los tres sistemas educativos de los que goza, el andorrano, el francés y el español.

Andorra La Vella (la vieja en castellano) está plagada de centros comerciales casi siempre abarrotados de turistas buscadores de chollos que ya pasaron a la historia, si bien suele haber ofertas muy interesantes en los artículos más exclusivos. 

El mayor reclamo de compras es la Avenida Meritxel, gran eje peatonal que cruza la capital. Sus calles aledañas repletas de variadas tiendas y amplia oferta hotelera, así como de restauración, hacen de esta zona un importante punto neurálgico siempre con gran ambiente.

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Si vamos paseando por esta avenida, llegaremos  hasta la Plaza Princep Benlloch  en el barrio antiguo, donde la Iglesia de Sant Esteve nos hará admirar el arte románico del siglo XII con sus retablos barrocos y su viga policromada, así como el Cuadro de las Almas del siglo XVIII.

Cerca está la imponente Casa de la Vall,  antigua sede parlamentaria construida en  1580 por la familia Busquets como una masía señorial catalana. Los escudos, su tejado a dos aguas  y la monumental  fachada se pueden admirar  desde la explanada que hay justo delante.

Por el centro son varios los puntos que llamarán nuestra atención, entre los que destacaría la escultura de un gran reloj  `La nobleza de los tiempos´ de Salvador Dalí  o las vistosas esculturas de  Jaume Plensa `Los siete poetas´, que evocan las 7 parroquias del país representadas en esculturas de forma humana situadas a 10 metros de altura  y que por la noche permanecen genialmente iluminadas. 

Para rematar un gran día de turismo o deporte siempre será una buena opción acudir a Caldea. 

El mayor balneario de aguas termales del sur de Europa.

Vistoso complejo termo lúdico  presidido por una gran torre de 80 metros de altura y recubierto de cristales que reflejan las montañas de alrededor.

Va siendo hora de alejarnos de la ciudad y dejarnos seducir por los  paisajes y pueblos del contorno. 

A tener en cuenta el valle del Madrieu, patrimonio mundial por la Unesco que ocupa el 10% de toda la superficie del país y un lujo para los que amamos la naturaleza en todo su esplendor.

Que estamos en un paraíso natural está claro desde que atravesamos cualquiera de sus fronteras, y que allí los esquiadores y montañeros más exigentes están en la gloria no es ningún secreto.

Más de 60 lagos con tres ríos principales y cumbres como Comapedrosa, que llegan a rozar los 3000 metros, abalan cualquier duda.

Campos de tabaco que dejan ver que la histórica tradición tabaquera aún continúa, no así como el contrabando, ligado a otras épocas. Hay un museo ubicado en San Julián de Loria muy interesante para visitar.

Los viñedos  comienzan a destacar y lucen majestuosos en el poco espacio del que dispone cada una de las pioneras bodegas. No hay que dejar de comentar que están consiguiendo una pequeña  producción que las sitúa muy alto en calidad, teniendo en cuenta las condiciones en las que trabajan.


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