Entrevista Exclusiva con Fernando Guillén Cuervo

    “Hay un grupo en la generación de mis padres que se merece todos los premios y todo el reconocimiento porque fueron un motor de cambio. Fueron los primeros en atreverse a traer títulos prohibidos y eso hay que valorarlo

    Nacido en el seno de una de las sagas con más renombre en el mundo de la interpretación, Fernando Guillén Cuervo dirige, escribe, actúa, produce y todo lo hace con ese señorío y profesionalidad de quién ha crecido rodeado de grandes.Inteligente, comunicador, amable, amigo de sus amigos, Fernando es la humildad personificada. Y ese carácter suyo traspasa la pantalla, por eso no solo es uno de los mejores actores que tenemos en nuestro país, sino que también es una de las personas más queridas y respetadas del panorama de actualidad. Y así lo deja patente en TRAITORS, la apuesta de HBO que está triunfando en nuestro país y donde vemos a Fer, como a él le gusta que le llamemos los amigos, auténtico y sobre todo buena gente.

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    Entrevista Exclusiva con Fernando Guillén Cuervo: Tras las cámaras de una carrera excepcional

    Fotografía :Ezequiel  Trejo

    Vestuario: Aeronautica Militare

    Calzado: Pitillos

    Localización: Petit Palace Lealtad Plaza

    Revista Fetén: Son muchas veces las que hablamos, no en vano somos amigos desde hace ya años, y te he entrevistado en alguna otra ocasión. Por eso sé que una de las personas que más te ha marcado, además de tu padre, ha sido el director Eloy de la Iglesia, cuéntanos…

    Fernando Guillén Cuervo:Eloy de la Iglesia es el mayor tutor y con mayor autoridad como maestro en lo que es la dirección, escribir y una visión de la vida muy pura, algo dramática y muy crítica. Casi puedo decir que es como un padre profesional, aunque también es verdad que he tenido la suerte de tener otros, como Ridley Scott que incluso me adoptó un poco. Pero mi relación con Eloy fue mucho más allá. Se vino a vivir al barrio, me pidió que hiciera la versión de Los novios búlgaros porque si no, no la hacía, luego me pidió que la protagonizase. Y me volqué totalmente ahí y monté productora para hacer y producir esa película de Eloy. 

    Para mí además ha sido un tutor moral y con visión de la vida. Yo sé que Eloy es un ángel caído por muchos motivos sociales de su recorrido, sus cosas, su libertad… pero me cayó esa lotería. 

    Fíjate que fuerte es esa relación, que en Los novios búlgaros -que es su última película y que para él era una biblia sobre el amor- antes de los títulos de crédito pone: “A Manuel que llegó en mitad del rodaje”. Eloy le dedica a mi hijo la película, ¡imagínate qué relación! Y aquí va una anécdota: Hay una secuencia en la que yo sueño con Marilyn y me vestí de ella -4 horas de maquillaje, depilación, etcétera- y salí de la productora con el traje de lentejuelas y vestido de Marilyn y me llama la madre de mi hijo que estaba con contracciones… le digo “no, hoy no, que nos hacemos más famosos que Almodóvar y le damos otro guion a Pedro” (risas)

    Revista Fetén

    R.F.: Hablando de tu padre, este año se cumplen 10 años de su fallecimiento y yo sé que estabais muy unidos. ¿Cuál ha sido su mejor legado? 

    F.G.C.:Todo él. No sabría qué decirte. En mi sentimiento hay tanto amor, tanto respeto… Pero su mejor legado fue traerme a la vida, cuidarme y ser íntimos amigos. Tuvimos una relación de padre e hijo sana, bonita, cercana, compartida… envidiable para muchos, porque hemos sido padre e hijo ejemplares y muchos se preguntaban hasta donde pueden ser amigos padre e hijo sin perderse el respeto, y nosotros lo éramos y nos respetábamos. ¡Hemos vivido tantas cosas juntos! Fiestas, viajes, rodajes juntos. Me ha transmitido todo su amor y conocimiento sobre el cine. 

    Mi padre era mi mejor amigo. La ejemplaridad no existe, un padre ama y luego hace lo que puede. Yo entendí también muy bien sus cosas personales y sus cosas individuales, que he respetado en mi padre y en mi madre. Yo era un chico ya muy europeo (risas).

     

    R.F.: Está claro que tú eres el digno sucesor de tu padre. Tanto en galán, como en una prolífera carrera a tus espaldas. ¿Ha sido difícil crecer como actor con la sombra tan alargada de tu padre o por el contrario desde que empezaste luchaste por continuar con esa herencia actoral? Algo que ya has demostrado sobradamente.

    F.G.C.: Está demostrado. Yo he labrado mi camino y Cayetana el suyo. Hemos conseguido ejemplarmente (yo creo que todas las sagas) labrar nuestro propio camino sin eludir nunca de dónde venimos. Yo junté mis apellidos en contra de mi primera representante que me decía que de esa manera no iban a caber en los títulos de crédito, a lo que le contestaba que no me importaba, que lo pusiesen como fuera porque yo tenía muy claro que quería llevar mis dos apellidos. Algo que he defendido mucho, porque siempre he defendido el legado de mis padres y el amor que nos tenemos por encima de una presión que sí que existía al principio de mi carrera. Estábamos en los 80 y por aquel entonces había ciertas cosas que tenían que ver con lo hereditario, con la hidalguía y el “hijo de”, y éramos actores que aun no habíamos crecido como tales y luchábamos por cambiar todo esto. En esa etapa de estudiante sí que sentí cierta presión y un poco bullying, desconfianza de los que pensaban que por ser hijo de quien era ya estaba todo hecho, pero yo estudié ciencias de la comunicación en la Complutense, en Layton … y estaba formado. 

    Empecé como eléctrico y como ayudante de dirección en el Bellas Artes, estudié meses de doblaje con Carlos Revilla y fui doblador… lo mío no es por la cara. Son muchos años de estudio y empecé por abajo. Me sigo sentando en los rodajes a comer con técnicos que me aceptan y por eso doy un curso de cine para actores porque sé de fotos, de cámara y demás. Todo eso me lo fui labrando y cuando tuve la opción de tener mi productora de teatro, con Aitana Sánchez Gijón, hicimos varios montajes. Después creé mi productora de cine, Cuervo Films, donde hice mi primer corto. Y recogí el testigo de papá porque él estudió dirección con Saura. Y concretamente he recibido de él, mucho rigor y responsabilidad en el trabajo y mucha humildad.

    R.F.: Almodóvar, Fernán Gómez, Garci, Bigas Luna, Vicente Aranda, Ridley Scott… Has trabajado con todos ellos. Pero es que además de haberte puesto a las órdenes de los mejores, llevas la dirección en vena (como acabas de decir, tu padre también estudió junto con el recientemente fallecido Carlos Saura). ¿Cómo afrontas esta faceta de tu trabajo, un buen actor es un mejor director?

    F.G.C.: Mi pasión es la dirección aunque la interpretación es mi oficio. También producir, escribir… he hecho publicidad, documentales… Lo que sí me ha venido muy bien son todas mis experiencias como actor que me han nutrido como director. 

    Si estás en ese mundo de aprender dirección porque te gusta y tienes la suerte de estar al lado de Almodóvar, de Pepe Salcedo, de Bigas luna, de Ridley Scott… ¿cómo no te va a aportar todo eso? Como director yo he aprendido mucho desde mi rol de actor. En el centro del rodaje no perdía una, desde cómo ponía la luz un fotógrafo a cómo llevaba la grúa un mecánico. Y también me ha servido mucho cuando he sido director, porque me considero un buen director de actores. Pero eso sí que me lo ha dado el ser actor. 

    R.F.: Volvamos a hablar del gran Fernando Guillén, ¿cómo ha sido trabajar junto a él? Porque lo has hecho en varias ocasiones y en todas funcionando, ambos brillando con luz propia y esto no siempre es fácil. ¿Dónde está el secreto?

    F.G.C.:En todo lo que te he contado antes. En un amor infinito. En una confianza infinita. En ayudarnos infinitamente. En celebrar que nuestro sueño intelectual lo estábamos viviendo juntos. ¿Sabes lo que supuso para nosotros en aquel momento el trabajar con Pedro (Almodóvar)? Era como trabajar con el Papa. Cuando nos llamaron para la misma película fue toda una celebración. Y luego, mucho respeto yo hacia él por supuesto, y él lo iba cobrando hacia mí como director, iba viendo que mis trabajos eran buenos. Cuando rodó Año Mariano con nosotros, que todo hay que decir que fue una propuesta de Karra (Elejalde) porque él es así de noble y a mí me hubiera dado corte proponerlo, le di gracias infinitas. Y los días que rodaba papá le dejábamos dirigir a él. Esa era nuestra relación. 

    R.F.: Y la saga continúa con Manuel, tu hijo, del que me consta lo orgulloso que estás. ¿Cómo le estás pasando este legado que para ti es tan importante?

    F.G.C.:Manuel nace con un potencial artístico que desconozco si es genético, pero que lo tiene desde pequeño.

    Su tendencia hacia el arte, la música, el dibujo, lo gráfico, la escritura, los cómics, el arte callejero… Toca piano y guitarra. Su relación con la cultura por supuesto que también ha ido de mi mano, porque él me ha visto siempre escribir, ensayar, rodar…y luchar. Y yo le he estimulado mucho en la opción de estudiar bachillerato de artes puras porque el arte va a tener un lugar muy alto en la sociedad dentro de unos años. Y a partir de ahí me ha adelantado por la izquierda. Es un tío brillantísimo, se compró una cámara y está rodando un largo con coste cero. Ha hecho un curso en La Habana, otro en Nueva York. Se está formando muchísimo. Él tiene brillo propio. Es un gran escritor y no nos olvidemos de que tiene 20 años. Todavía le queda mucho, pero yo le veo muy brillante. Eso que viví yo de formación en la base lo está repitiendo. Y como padre yo nunca le he enseñado nada mío (ni series ni películas), hasta los 14 años su figura de padre era la de un trabajador, no un actor conocido. Ha crecido con un padre que nunca le ha llenado la cabeza de sus obras ni de su éxito, y eso le ha hecho muy fuerte. 

    Fernando Guillén cuervo en estado puro

    R.F.: Y no nos olvidemos de tu madre, la también magnífica actriz Gemma Cuervo. Esto me lleva a recordar Estudio 1, el espacio dramático por antonomasia en televisión y que nos trajo a toda una generación lo mejor del teatro a nuestras casas. Tus padres fueron pioneros ya que interpretaron numerosas obras, además de formar su propia compañía teatral. Cuéntanos…

    F.G.C.: Hay un grupo en esa generación que se merece todos los premios y todo el reconocimiento porque fueron un motor de cambio. Es una cosa que nace en el TEU antes de que muera Franco, en los años más duros. Nace un grupo de teatro y de transformación social que incluye a Marsillach, a Rodero, a Larrañaga, a mis padres, a toda esa generación. Y empiezan a traer títulos prohibidos, son los primeros que se atreven. Los primeros que hacen A puerta cerrada de Sartre… títulos muy incómodos para la dictadura. Y eso fue un motor de cambio. Esto es muy importante aparte de su propia calidad como intérpretes. 

    Mi padre había estudiado derecho y mi madre siempre destacó porque era muy difícil en la España de los años 60 siendo una señora respetable de los pies a cabeza convertirse en Gemma Cuervo, una mujer independiente y actriz y sobre todo respetada por ello. No olvidemos que pedían el libro de familia en los hoteles. Y eso en aquel momento hay que valorarlo. Son motores de cambio de la sociedad. 

    R.F.: Acabas de cumplir 60 años de los cuales has dedicado más de 40 a la interpretación, esto es muy fuerte. ¿Qué volverías a hacer y qué no? Y ¿qué te queda por hacer en tu trabajo?

    F.G.C.:Lo primero de todo decir que esta entrevista, esta portada y que sea contigo me hace mucha ilusión. Es un regalo por mi cumpleaños. 60 tacos son 60 tacos y es la portada de mi cumpleaños. 

    En mi trabajo quizás por desprendido, la soberbia del vago o el vago de la soberbia, me podía haber sacado mucho más partido siendo más expansivo y más mediático, cuidando ese lado mucho más. Pero por otro lado, mi alma no me lo pedía. Repasando, quizás lo único que se me pasa por la cabeza es haber podido sacar más jugo a mi carrera, potenciando mucho más las fotos, los photocall, las fiestas… y yo soy conocido por ausente. Soy de esos que damos muy poco. A veces me pregunto si ha sido soberbia o simplemente vaguería. Pero bueno, en realidad he sido libre y he dedicado mi tiempo a lo que lo he dedicado. Y he cumplido muchas cosas como actor, pero también me ha dado tiempo a escribir mucho, a dirigir… cosas que me han llevado mucho tiempo. El Caso fueron 10 años de desarrollo, cada guion, cada proyecto en el que me he metido han sido años de escribir. Ahora estoy escribiendo una obra de teatro, un musical que llevo año y medio con ello. Y toda esa energía, todo ese tiempo lo he puesto en ese trabajo. ¿Me pierdo alguna fiesta? puede. Pero no me arrepiento de casi nada personalmente, casi nada. He sido muy disciplinado,

    muy riguroso, sin quitarme de algunas fiestas y de mi Fernando más perdulario y sinvergüenza, que ya no. Pero siempre he sido actor de disciplina y de rigor. Yo gano tiempo rodando y eso lo saben los productores. 

    R.F.: Después de un tiempo alejado de prensa y cámaras regresas por la puerta grande con TRAITORS, un formato que ha triunfado en otros países y que en el nuestro está sorprendiendo para bien, ¿sabías por lo que apostabas?

    F.G.C.:No. Pero sí que tuve una gran intuición. Para cualquier actor que nos preciemos un poco la palabra reality suena a no, pero yo lo analicé bien, analicé el suceso que esto había sido en Holanda -un país pionero socialmente- donde fue un suceso social, y vi el perfil del programa, incluso hablé con mi hermana mayor Natalia con la que comparto mucho. Y tuve la intuición de que esto iba a ser lo que está siendo. Tuve ese ojo, por el tipo de casting, las calidades… Conozco además a la productora, conozco a Tinet Ruvira y sé cómo Gestmusic hace las cosas y que no dan puntada sin hilo. Yo además tengo mucha visión de futuro y esto es la nueva tele, así que me tiré de cabeza y ha sido una de las mejores experiencias de mi vida como profesional y como persona. Estoy muy orgulloso y muy agradecido a la productora HBO, a Tinet… porque el hecho de que me otorgaran a mí ese espacio en mi franja de los 50/60 y entre tantos profesionales que somos, supone todo un privilegio representar a toda una generación. Estoy muy agradecido porque se trata de un espacio de vanguardia y pionero y me leyeron muy bien. He estado un par de años descansando y alejado como tú bien dices de prensa y cámaras. Estuve tiempo con giras de teatro de fin de semana, grabando más de 1000 capítulos de serie diaria, escribiendo un largo… y me notaba que petaba y necesitaba un tiempo para mí. Así que he estado en la playa, escribiendo, descansando, y haciendo hasta de fontanero en mi casa (risas). Y ahora regreso con Traitors, estoy feliz.  

    R.F.: Es hora de que nos cuentes tus nuevos y futuros proyectos. 

    F.G.C.: Tengo desde hace tiempo muchísimas ganas de dirigir teatro y cuento con un proyecto teatral para dirigir, se trata de un texto que llega desde Los Ángeles que quiere el autor que yo dirija y esto es una maravilla. Por otro lado estoy escribiendo un musical maravilloso para mí, seríamos dos actores, porque me apetece mucho hacer ese género y me lo estoy haciendo a medida. Parece ser que el teatro me llama porque además voy a hacer en su aniversario el personaje de Federico García Lorca. Y a la espera de que se confirme una serie británica espectacular. Y en estos años de descanso también he estado desarrollando una academia de artes modular online pero que se va a expandir mucho más de lo que es una escuela al uso, llevo tiempo desarrollando esto y ahora está empezando a cuajar con una empresa muy importante. Y si sale, se trata de un proyecto académico de dedicación muy fuerte. 

    Deseando verte en todos estos trabajos, querido amigo. Y deseándote muchos éxitos. 

    Explorando la trayectoria y los proyectos más recientes del aclamado actor español

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    Conchi Castaneira
    Conchi Castaneirahttps://revista-feten.es
    Conchi Castañeira Directora de la Revista FETÉN. Nacida en Barakaldo hace unos pocos años y criada en Santurtzi, pueblo que llevo en el corazón. No me considero experta en nada, pero sí que me gusta saber de todo, quizás tenga algo de autodidacta. Viajando he aprendido que nada ni nadie es el ombligo del mundo y que la verdad absoluta no existe. Hablar y estar con mi gente es lo que me hace aprender y sentir que tengo los pies en la tierra. Amiga de mis amigos, como enemiga no tengo igual. Cada vez con menos pelos en la lengua y más heridas en el corazón, me considero una superviviente. Orgullosa directora de la Revista FETÉN, una locura que ya dura 10 años. Mi mayor aspiración, ser feliz. Ha habido momentos muy duros, pero creo que lo puedo conseguir. Parte de esa felicidad se la debo a dos seres de luz, Imanol y Noa.

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