Comer en Venecia

“Que profunda emoción, recordar el ayer, cuando todo en
Venecia me hablaba de amor……”
Con esta letra comienza esta canción de Charles Aznavour, que todo el que ha viajado a esta única y romántica ciudad ha cantado una vez allí, o al menos ha recordado.
Porque si tendríamos que definir a Venecia, sería así, con emoción y con profundo romanticismo, ya que esto es lo que trasmite la ciudad de los canales, la que ya Canaletto reflejó en sus cuadros y la que ha enamorado y fascinado a partes iguales a miles de turistas.
Son unas cuantas las veces que he visitado Venecia y aun me queda mucho por descubrir, pero siempre quedará en mis retinas la salida por el canal de La Giudecca, con toda ella mostrándose exultante y a la vez mágica, como anclada en el tiempo.
Eso y mi entrada a la Piazza San Marco, que aun a pesar de  haberla visto miles, millones de veces, en libros, fotografías y televisión, hace que una vez allí te estremezcas y la emoción, como dice la canción, te embargue.

Una ciudad que también necesita tiempo para conocerla, vivirla y sentirla y a la que estoy segura, cualquier viajero querrá volver, como me pasó a mí en mi primera vez.

Que Comer en Venecia

Si tu visita es corta, no dejes de probar un capuccino sentado en la terraza del emblemático Café Florián, en el mismo corazón de la Piazza San Marco, mientras escuchas su música en vivo.
Este encantador café, decorado con frescos, fue fundado en 1720 y sirve el café más caro de toda Venecia, pero  la experiencia bien merece la pena, aunque solo sea por emular a Goethe y a Lord Byron, clientes habituales.
Famoso también es el Harry`s Bar. Inaugurado en 1931 en el corazón de San Marco, y muy conocido por ser la guarida donde Ernest Hemingway se refugiaba en sus escapadas a esta ciudad. El mejor sitio en todo Venecia para degustar un “Bellini”, combinado originario de este bar, que fue creado en 1948 por Cipriani, su fundador y al que Orson Welles también era aficionado.
El Bellini consta de prosecco y puré de melocotón, todo ello muy frío.
En cualquiera de sus múltiples terrazas puedes pedir un Spritz, bebida popular veneciana, que consiste en un vaso de vino acompañado de un licor, como por ejemplo, Campari.
Pero si eres más de gustos dulces, nada mejor que sentarte en la terraza de Paolin. Situada en el Campo Santo Stefano, -una de las plazas más bellas de Venecia, es una de las heladerías- cafeterías mejores y más antiguas, y sus helados de frutas de temporada son irresistibles.

En cuanto a comer, en Venecia existen muchos restaurantes con menús turísticos que ofrecen tres o cuatro platos.

Por poner un ejemplo, en la zona de Rialto, en la calle San Lio , tenemos el Ristorante Marco Polo, en el que por un precio quizás más
razonable que en las inmediaciones de San Marco, podemos comer platos de pasta y pizzas caseras.

Pero que nadie se llame a engaño, comer en la ciudad de los canales es caro y muchas veces la relación calidad-precio no está justificada.


No obstante si a uno no le importa darse un capricho gastronómico, el restaurante del hotel Danieli posee una cocina muy recomendable en un ambiente suntuoso y con un magnífico servicio, eso sí, a golpe de talonario.
Buon appetito!.
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