Por: Conchi Castañeira

Soñadora, pasional y cabezota. Así se define Nahia Laiz, esta actriz bilbaína que contagia su risa y su optimismo en cuanto la miras a los ojos. 

Actriz vehemente durante las 24 horas del día. Porque ella no trabaja de actriz, es actriz. Dejó Bilbao para estudiar veterinaria en Madrid y acabó cumpliendo su sueño, construyendo su identidad y sobre todo comprometiéndose con lo que para ella es su forma de vida. El escenario en todas sus formas. Bella por dentro y por fuera, para nosotros es ya una amiga. 


Fotografía  : Luis Gaspar

«Para mí, ser actriz es una forma de vida»

Nahia Laiz

Nuevo Nº Septiembre 2020

Nahia Laiz

ICruceros:Aita, ama, quiero ser artista. Imagino que así empezó todo. Cuéntanos. 

Nahia Laiz: (Risas). Una chica de Bilbao que a los trece años, una edad un poco loca de amigas que empiezan a salir los sábados por el Casco Viejo a tomar algo, no se sentía identificada con eso. Entonces una amiga me dijo que se había apuntado a teatro los viernes por la tarde y dije, ¡ahí voy! (Risas). 

Empecé en el conservatorio Juan De Antxeta en Deusto, daba clases allí Ramón Barea. A los dieciocho años, acabando el instituto en Bilbao, todos me decían que me fuese a Madrid. Así que lo planteé en casa, donde me dijeron que podía ir pero que tenía que estudiar una carrera. ¡Como si esto no lo fuera!

Elegí veterinaria y me fui a Madrid para «hacer veterinaria» porque mi objetivo era el teatro. Enseguida contacté con compañías, con escuelas de teatro. Y en tercero de veterinaria ya no me presenté a los exámenes. Y ya no pedí permiso. Llamé a casa y les dije que hacía un trimestre que no iba a la facultad y que estaba en una escuela de teatro, que no se preocupasen puesto que ya tenía un trabajo y me encargaba de todo. 

Fueron años de reajustarnos mucho. Pero algo ahí en mi intuición me salvó y me hizo tirar para adelante. 


Fotografía  : Álvaro Serrano Sierra

Icr.: Ser actriz no es un camino fácil, imagino que hay que reinventarse, no parar de estudiar y sobre todo armarse de paciencia y no tirar la toalla. ¿Cómo se lleva esa vocación tan bonita pero con ese lado tan inseguro?

N.L.: Para mí es una forma de vida. Y lo decía Bernard Hiller -un 

coach de actores maravilloso- en su libro «Deja de actuar. Empieza a vivir». 

Es ir teniendo paciencia e ir confiando, preguntándote una y otra vez con qué te comprometes y qué es esto para ti. 

Para mí es una cosa de cohetes y pirotecnia, es una forma de ver el mundo.

Gente que no puede o no se atreve a vivir algo determinado y que gracias a mi trabajo se pueda rebelar. Que se puedan hacer una pregunta que les lleve a otro lugar en su vida. 

Para mí, el compromiso con esta profesión es ese. Es lo que me mueve. 

Y estoy tranquila pues sé que, aunque está el estigma de que las mujeres solo trabajan de jóvenes y que la belleza y la juventud está en primera línea, la vida y la experiencia suma. La mirada te cambia, la voz es otra cosa y eso engancha también. Así que también mi compromiso va por ahí. Suma vida, suma experiencias. Con cabeza (risas). 

Es construir la identidad. Y una identidad es mucho. Creo que es lo que también da valor a este trabajo. 

Nueva Colaboradora Revista iCruceros Nahia Laiz


Fotografía  : Bea Olivares

Icr.:Después del confinamiento que hemos vivido por el COVID-19 estamos en momentos difíciles y complicados. ¿Cómo está afectando esto a la cultura? Corrígeme si me equivoco, pero pienso que el teatro está siendo uno de los grandes olvidados.

N.L.: Por desgracia no te equivocas, no te corrijo. 

Me encantaría saber de dónde viene esto, a quién o a qué le interesa que esto sea así. ¿Para qué? Siempre ha habido esa dualidad o ese interés de que la gente no piense, porque sino vienen revoluciones, vienen cambios y se exigen cosas. Y la cultura es eso también. 

Es lo que te decía antes, alguien ha visto una obra de teatro y se ha hecho una pregunta sobre la vida y empieza a actuar y a pensar diferente. 

Ese cambio social no interesa a los grandísimos poderes. Creo que va por ahí. 

Cultura es todo, hasta la canción que te suena mientras te haces el desayuno. Nadie te puede quitar eso. 

¡Ojalá ahora se empiece a valorar de otra manera desde los cimientos de la sociedad a los que nos llamaban los subvencionados!

Mi llamamiento es ese, que la gente se de cuenta y que lo valore. 

”El virus ha dicho, o vamos todos a una o no vamos” 

Icr.: ¿El talento se nace o se hace?

N.L.:(Risas). ¡Qué gran pregunta! 

Yo creo que se nace con la pasión. Porque ¿el talento qué es? Siempre me he preguntado esto. Define talento, te lanzo la pregunta (risas).

Icr.: (Risas). Valía para algo, creatividad, nacer con un don; no por ser «hijo de» siempre se heredan genéticamente los dones. Tener ese don naciendo ya con él. 

N.L.: Yo creo que se nace con una necesidad de aportar algo y de sacar algo al mundo. Lo que luego se hace es ser capaz o no de comprometerse con eso. 

Pero ya sea en el cine o en arreglar lavavajillas. Y si ese talento es tu lugar en el mundo, arregla lavavajillas como el que más, que ahí también hay arte. 

Es desde dónde hacemos las cosas. Se hace o se va castrando a lo largo de la vida, de las opciones. La mezcla es interesante. Es difícil también de sostener; de encontrar el talento. 

Si te comprometes con tu talento, con tu voz al mundo, con tu expansión -no quiere decir que sea fácil- pero algo podemos hacer. 

Mi voz está ahí y sostener ese compromiso es lo que muchas veces, por habladurías, por miedos, por juicios tanto sociales como internos, se nos va olvidando. ¡Es la pena!Busca ahí tu voz y comprométete con eso, porque es lo que aporta y lo que mejora el mundo. ….

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