Descubriendo las iglesias de Madrid

    Existen infinitas maneras de conocer una ciudad como Madrid. En ocasiones nos decantamos por los paseos gastronómicos, otras veces preferimos recorrer jardines y parques, e incluso nos detenemos en los monumentales palacios. Sin embargo, no es tan habitual encontrar rutas en las que las iglesias sean las protagonistas y, por ese motivo, os propongo visitar algunas de ellas.

    Iglesias de Madrid

    La Ermita de San Antonio de la Florida

    Dedicada a San Antonio de Padua, esta ermita alberga en su interior unos espléndidos frescos de Goya que, sin duda, conforman uno de los grandes misterios de Madrid. Este conjunto pictórico fue realizado a finales del siglo XVIII gracias a un encargo que le hicieron a Goya, que era pintor de cámara.

    La tarea no fue fácil pues, debido al agravamiento de su sordera, sufría muchos mareos, pero a pesar de ello fue capaz de pintar los frescos en apenas seis meses. En los muros representó distintas escenas en las que el milagro de San Antonio de Padua conforma el eje principal de la composición.

    Sin embargo, la creación de Goya no se limita a ser un reflejo de una impresión religiosa, sino que es capaz de plasmar un pensamiento fugaz, emotivo y vanguardista. Ejemplo de ello son los rostros de los personajes, que son el resultado de la explosión de los sentimientos, y que demuestran que Goya podría ser uno de los antecedentes de la pintura expresionista del siglo XX.

    Por otro lado, en la ermita podemos encontrar a los pies del presbiterio el panteón del célebre pintor, cuyo cuerpo se encontraba hasta 1919 en la Sacramental de San Isidro.

    Nuevo Nº Septiembre 2021

    La Iglesia parroquial de San Jerónimo el Real

    A pocos pasos del Museo del Prado se encuentra esta iglesia dedicada a san Jerónimo, un santo que tradujo la Biblia del hebreo y del griego al latín y que, según cuenta la leyenda, sacó una espina de la pata de un león.

    Fundado a mediados del siglo XV, este monasterio de monjes jerónimos se encontraba originalmente en el Camino de El Pardo, al borde del río Manzanares, pero la insalubridad del lugar dio lugar a que se tuviera que trasladar en 1502 por orden de los Reyes Católicos. Eligieron unos terrenos al este, en el prado alto del arroyo Abroñigal, a extramuros de la entonces villa de Madrid, que es donde se ubica en la actualidad.

    Esta iglesia de finales del gótico está formada por una única nave cubierta por bóvedas de crucería, posee capillas entre los contrafuertes, un crucero poligonal y un coro alto a los pies. Además, tenía un claustro (hoy desaparecido), alrededor del cual se organizaban las dependencias monacales.

    La Iglesia de San Antonio de los Alemanes

    A pocos minutos de la Calle Pez que, sin lugar a duda, es una de las mejores calles para tapear por Madrid, se localiza esta cautivadora iglesia. Frente a la austeridad del exterior realizado a base de ladrillo, el interior encoge nuestra respiración gracias a los frescos de Luca Giordano, Juan Carreño de Miranda, Francisco Ricci y Patricio Cajés.

    La construcción de la Iglesia de San Antonio de los Alemanes se inició en 1624 y se construyó como anexo al Hospital de San Antonio de los Portugueses, impulsado en 1606 por Felipe III para atender las necesidades económicas de esta comunidad. Mariana de Austria lo cedió en 1669 a la comunidad de católicos alemanes, por lo que se mantiene ese nombre en la actualidad.

    La Colegiata de San Isidro

    Cerca de la Plaza Mayor se encuentra este monumento religioso construido en el siglo XVII como iglesia del antiguo Colegio Imperial de la Compañía de Jesús. Esto subraya la importancia religiosa, artística y educativa que tenía la Orden de los Jesuitas que, además de obras arquitectónicas monumentales, encargaron también ciclos pictóricos religiosos, tal y como podemos apreciar en el interior de la colegiata.

    La fachada es diferente a los demás edificios religiosos de la época, pues éstos solían alternar el ladrillo y el granito para que la construcción fuera más económica, pero en esta colegiata se utiliza solo el granito, lo que subraya el poder económico de la Orden.

    Asimismo, este edificio sobresale por tener la primera cúpula encamonada, característica de la arquitectura barroca madrileña y presente tanto en conventos como en monasterios. Se trata de una falsa cúpula en la que las dovelas de piedra son sustituidas por un armazón de madera recubierta por yeso.

    El Real Monasterio de la Encarnación

    No muy lejos de la Plaza de Oriente se ubica este monasterio de Agustinas Recoletas, que fue fundado en 1611 por Margarita de Austria, que la recordaremos como la joven rubia que era atendida por las Meninas.

    Este edificio, que muestra cómo era la tipología de arquitectura conventual del XVII en Madrid, fue construido por Francisco de Mora, Juan Gómez de Mora (arquitecto de la Plaza Mayor de Madrid) y Fray Alberto de la Madre de Dios.

    Tal y como es habitual en los edificios religiosos realizados por Francisco de Mora, la fachada tiene un frontón sencillo, un pórtico con tres arcos y destaca el grupo escultórico central. En la parte superior de la fachada se observa una cruz, que marca la importancia de esta comunidad religiosa.

    Además, cabe destacar las formas geométricas sobrias y austeras, las bolas herrerianas, la falta de ornamentación y la simetría de los elementos arquitectónicos, que muestran la influencia herreriana de El Escorial, pues Francisco de Mora se formó con Juan de Herrera.

    Por último, hay que recordar que éstas son solo algunas de las numerosas iglesias que podéis visitar en Madrid, una ciudad llena de monumentos de gran relevancia artística donde la religión movía el espíritu de la sociedad.

    *Este artículo aparece publicado en el número 37 de la revista iCruceros

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