Texto : Saskia González

Relato Veneciano

Apago la luz e incluso así veo en mi mente flotar imágenes de siluetas con forma de barco que pasean por los místicos canales de ésta emocionante ciudad.

Recuerdo sentir de forma desbocada el latido de mi corazón la primera vez que el vaporetto se empezó a deslizar por el Gran Canal.

Notaba que estaba flotando sobre una ciudad mágica, que me envolvía de tal forma que el resto parecía no existir.

Era un mundo nuevo. Las casas adquirían vida al elevarse sobre los canales, que creaban una atmósfera de paz y armonía inigualables.

Cerré de nuevo los ojos para captar esa imagen sobrecogedora para siempre, mientras el aroma del mar cautivaba cada uno de mis sentidos.

De pronto, el revoloteo de decenas de aves danzando sobre el cielo de la Plaza de San Marcos.

Una bocanada de luz dorada procedente de las bóvedas de la Basílica de San Marcos llamada también Basílica de Oro

Empezamos a contar palomas y parece que no hay fin. Cada una jugando a su antojo en ésta zona tan peculiar de Venecia.

Nuevo número Diciembre

Qué recuerdo tan especial el de sentir cómo las palomas se posaban sobre mis brazos. Se podría conversar con ellas si nos los propusiéramos, y si éstas tuvieran el poder del habla.

El sonido de su aleteo se une al canto de las gaviotas, que se posan en los lugares más bellos para poder captar una esencia aún más especial de ésta ciudad. Se miran al mar, que les hace de espejo, con aire coqueto, mientras se quedan pensativas mirando al horizonte.

Una bocanada de luz dorada procedente de las bóvedas de la Basílica de San Marcos – llamada también Basílica de Oro por el hecho de estar decorada con pequeñas piedras (teselas) recubiertas de pan de oro- evoca sensaciones oníricas.

En un solo instante, sientes que te sumerges en un sueño celestial.

Todo acaba adquiriendo sentido al observar que las teselas de los mosaicos acaban confluyendo, cual puzle, en imágenes perfectas.

Éste monumento bizantino muestra con claridad los orígenes de la ciudad.

Venecia era una potencia que por sus lazos con Oriente a través del comercio marítimo acaba adquiriendo modelos artísticos propios de Bizancio. Por ello, tras ser quemada en un motín en el

siglo X, en el siglo XI se reconstruye por unos arquitectos y obreros de Constantinopla, que acaban incorporando características propias de la zona, como los tonos dorados, la suntuosidad y el carácter primitivo y estático de las figuras que representan las múltiples bóvedas.

Desde lo alto de la Basílica se divisa el brillo del agua, que adquiere vida cuando la corriente se mueve a su antojo…

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