Y tú, ¿qué opinas?
Por Carolina Pérez
Muchas mujeres ya han dicho “basta”. Mujeres arrepentidas de sus rellenos faciales, mujeres que no se identifican con la imagen que tienen ahora y que se atreven a decirlo abiertamente.
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Nos miramos en el espejo, nos vemos en las fotos que nos hacemos continuamente, nos vemos desde todos los ángulos habidos y por haber. Estamos en una época donde somos conscientes de cómo es nuestra imagen, ese reflejo que aparece en nuestro espejo cada mañana y que muestra la escudería con cada poro de nuestra piel, cada manchita, arruga, pelo. Nos miramos desde la crítica y el juicio más severo y muchas veces nos detestamos de forma cruel. Somos lo que se ve. Descubrimos cómo las cámaras frontales de los móviles nos han transformado la cara: ya no nos vemos por pantallas, redes sociales, carteles publicitarios o series, sino que vivimos en la dictadura de la imagen. Un selfie constante que ha convertido la luminosidad en un espejismo. Todos queremos una imagen perfecta.
Hemos normalizado inyectarnos toxina botulínica, que nos paraliza los músculos de la cara, que nos borra las expresiones naturales del rostro, y hemos recurrido al ácido hialurónico para rellenar nuestros labios, nuestro mentón. Cada imperfección se puede rellenar de este ácido para armonizar nuestra cara y vernos mejor.
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SuscribirmeNo nos damos cuenta del precio que tiene eliminar la naturalidad. Con el tiempo, nuestra expresión se borra y aparecen caras congeladas, sin emoción, sin alma.
Hemos normalizado la rigidez del rostro como sinónimo de belleza, y eso nos aleja de la autenticidad.
Hemos perdido la tranquilidad de aceptar que la belleza caduca, pero la elegancia no. La presión estética es brutal. Nos dicen que para ser válidas debemos mantenernos jóvenes. Pero la juventud no es eterna y las emociones tampoco.
Lo que sucede es que los rellenos no se van del todo y siempre queda algo de lo corregido artificialmente, y volvemos a rellenar. Nuestra cara comienza a cambiar casi sin darnos cuenta: pinchazo a pinchazo. Nuestra cara ya no es la nuestra y nuestra sonrisa ya no aparece, nuestras expresiones, que nos hacían únicos, hace tiempo que no brillan en nuestro rostro.
No son pocas las mujeres que quieren romper con ese círculo vicioso de la necesidad creada por la sociedad. Muchas ya han dicho “basta”. Lo dicen abiertamente actrices o influencers muy famosas en sus redes o entrevistas. Mujeres arrepentidas de sus rellenos faciales, mujeres que no se identifican con la imagen que tienen ahora y que se atreven a decirlo abiertamente.
La actriz Antonia San Juan ha hecho un vídeo viral diciendo que se ha hartado de la esclavitud que ha vivido para mantenerse joven y bella. Ella apuesta por la naturalidad. Igual que Courteney Cox, la actriz que interpretó a Monica en “Friends”, quien se arrepintió profundamente de los abusos de las inyecciones de bótox y que incluso dijo que no se reconocía. Ha querido revertir el daño y eliminar todos los rellenos faciales.



Parece que algo está cambiando y que las mujeres quieren envejecer de manera natural. Las canas cuidadas también causan furor y se lleva el pelo natural y plateado que realmente favorece bastante cuando se tiene un peluquero que sabe matizar bien el cabello.
A todos nos gusta vernos bellos, y es cierto que el ácido hialurónico es algo magnífico para armonizar nuestra cara, pero sin abusar. Es bueno que se usen estos productos con su oportuna medida. Los profesionales estéticos también deberían informar y aconsejar para adecuar la cantidad de relleno que te favorece.
Así mismo, nuestras lectoras que estén pensando en inyectarse ácido hialurónico o bótox deben conocer bien las características y las consecuencias de hacerlo. El ácido hialurónico tiene un tiempo de seis meses máximo, dependiendo de la calidad del producto, y en ocasiones no se va del todo. Al revés, te inyectas ácido en los labios y a los dos meses ya no te queda nada. Deben informarse bien de cada tipo de ácido y de su duración.
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Ver artículoEn cuanto al bótox, debes saber que no deja de ser una toxina paralizante; eso significa que paralizará tus músculos y te costará sonreír o expresarte con normalidad. Si tu trabajo es ser actriz, debes de tener mucho más cuidado con esta toxina, ya que en la gran pantalla el público no podría discernir si está sintiendo el personaje ya que tu cara inexpresiva no transmitirá nada.
Aunque no es necesario ser actriz para tener cautela con estos productos. La vida nos sorprende, nos hace reír a carcajadas y necesitamos gesticular para hacer ver a los demás todas esas emociones que nos mueven.
¿Os imagináis que no podemos poner cara de pícara cuando estamos con la persona que nos gusta? ¿O reír a carcajadas sin que los pómulos suban o los ojos se entrecierren?
Como todo en esta vida, lo mejor es no obsesionarse con nada. Es normal que el paso del tiempo haga que nuestro reflejo en el espejo sea diferente y que el paso de los años no nos guste. Es normal que queramos estirar todo lo posible nuestra juventud, pero debemos ser coherentes y ante todo asumir que es algo inevitable.
Envejecer con dignidad es bello.
Y tú, ¿qué opinas?