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    Carretera y Manta: de Madrid a París (Parte I)

    Por Izaskun Zubillaga
    Texto original publicado en Revista FETÉN 2024

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    Un roadtrip improvisado y lleno de encanto

    La mejor manera de disfrutar de un viaje por carretera al 100% es improvisarlo.
    Al menos para mí, que adoro descubrir lugares recónditos y especiales que nunca elegiría como destino.
    Además, resulta una forma muy económica de conocer el mundo, su diversidad cultural y su gente.

    Así fue como llegamos a París en coche desde Madrid, disfrutando del camino y descubriendo lugares que se nos quedaron guardados en el corazón.
    Prepara tu bebida favorita y acompáñanos en esta primera parte del viaje, recorriendo Zaragoza, Barcelona y Andorra.

    Primera parada: Zaragoza

    Con unos dulces y mucha agua, salimos de Madrid en dirección a Zaragoza.
    Recordaba haber visitado la ciudad con mis padres siendo niña, y fue una parada nostálgica y mágica al volver como adulta.

    Aparcamos el coche a pocos minutos de la impresionante Basílica de Nuestra Señora del Pilar, de estilo barroco, en cuya plaza todavía se encuentran vendedores de alpiste para alimentar a las palomas.
    Me encanta observarlas, tocarlas y recordar cuando, de pequeña, criaban en la ventana de casa y veía cómo los pichones aprendían a volar.

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    En la plaza también se encuentra el Museo del Foro de Caesaraugusta, el Ayuntamiento y la Fuente de la Hispanidad, una cascada en forma de mapa de Hispanoamérica con un globo terráqueo.
    Una parada breve, pero llena de historia, arquitectura mudéjar y ese carácter acogedor que define a Zaragoza

    Barcelona, ciudad de arte, cultura y Gaudí

    Nuestra siguiente parada fue Barcelona, donde nos quedamos un par de días para exprimir al máximo su energía y su belleza.
    Recorrerla a pie y en transporte público fue la mejor decisión: así pudimos disfrutar del Barrio Gótico, la Catedral de Barcelona, la Plaça Catalunya, la Diagonal, la Casa Batlló y La Pedrera (Casa Milà), dos joyas del inconfundible Antonio Gaudí.

    En el Park Güell, disfrutamos del atardecer entre mosaicos y vistas panorámicas.
    Resulta curioso descubrir el progreso artístico de Gaudí a través de los diferentes edificios y monumentos que se pueden visitar en la ciudad: la Casa Vicens, la Torre Bellesguard o la majestuosa Basílica de la Sagrada Familia, que nos dejó sin palabras.

    También subimos al Tibidabo, donde desde el Templo del Sagrado Corazón de Jesús contemplamos Barcelona a 360°.
    Después, bajamos hasta el Parque del Laberinto de Horta, un jardín perfecto para perderse, reír y descansar.

    Terminamos el recorrido caminando hasta el Arco del Triunfo, el Paseo de Lluís Companys y el Parque de la Ciutadella, antes de disfrutar del broche final: un baño en la playa, con el Mediterráneo templado y el ambiente festivo que solo Barcelona sabe ofrecer.

    Andorra, descanso entre montañas

    Antes de cruzar a Francia, decidimos hacer una parada en Andorra la Vella, una de esas joyas escondidas que sorprenden al viajero.
    Nos alojamos en un hotel con piscina, spa y minigolf, ideal para recargar fuerzas y disfrutar del entorno.

    Paseamos junto al río La Valira, exploramos sus calles y tiendas, y descubrimos que Andorra es la capital de Estado a mayor altitud sobre el nivel del mar en toda Europa.
    El agua del grifo, famosa por su pureza, nos sorprendió por su sabor fresco y cristalino.

    Y como buen golpe de suerte, llegamos justo durante sus fiestas de verano: música, luces, puestos de comida y un ambiente alegre que nos acompañó hasta el final del día.
    Un destino pequeño, pero perfecto para descansar antes del siguiente tramo hacia París.

    Próxima parada: París

    Este viaje ha sido una mezcla de paisajes, historias y emociones.
    Desde las torres del Pilar hasta el Mediterráneo, y las montañas de Andorra, cada parada nos ha recordado que el camino también es el destino.

    Pero esto no acaba aquí.
    En la segunda parte, continuaremos rumbo a Francia, recorriendo los pueblos más bellos del sur hasta llegar a París.
    No te lo pierdas en el próximo número de Revista FETÉN.

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