Con esta premisa el escritor, guionista, director y productor Manuel Ríos San Martín, nos envuelve en la que es hasta el día de hoy su última novela, El olor del miedo. Un policiaco muy diferente y que arranca con un asesinato, pero no de un ser humano, sino de un animal. Algo que hará reflexionar al lector según vaya avanzando en la investigación junto a sus protagonistas, ya que hasta el momento y que sepamos, nunca se había escrito una historia así. Manuel siempre nos tiene acostumbrados en sus novelas a que estén ambientadas en lugares originales, pero además en este thriller ahonda en temas tan profundos como la evolución, el ciclo de la vida, el miedo y si verdaderamente la vida de un ser humano vale más que la de un animal.



Conchi Castañeira directora de la Revista Fetén con Manuel Ríos San Martín
Fotografía
Ricardo Arranz
Manuel Ríos San Martín Habla sobre “La Huella del Mal” y su Proceso de Adaptación al Cine
Revista Fetén: Hay una frase en tu libro que más o menos dice esto, “¿no estaría mejor el planeta sin el ser humano? ¿Es el ser humano el animal más peligroso que existe?
Manuel Ríos San Martín: Pero como también digo en la novela, “a quién le importaría” (risas). Nadie tendría capacidad de valorar si está mejor o peor. Somos los que hacemos cosas malas para el planeta, lo deterioramos, pero también somos los únicos que lo valoramos, porque el resto de animales lo viven pero no lo valoran. Es una mezcla muy propia de nosotros, del ser humano. Somos peligrosos, pero es verdad que intentamos ponernos leyes y cotas que nos paren y eso también es meritorio. El ser humano es la única especie que se plantea ponerse límites, pero no es fácil, somos muchos y cada uno los cumple o no pero al menos reflexionamos sobre lo que hacemos y creo que intentamos hacerlo mejor. Aunque hay algunos que no lo intentan tanto.
Revistas Fetén
R. F.: Matar a un animal no se considera asesinato. Esto quiere decir que ¿vale más la vida de un ser humano? Tú has realizado esta pregunta a modo de encuesta en tus redes sociales, ¿cómo quedó?
M.R.S.M.: Quedó chocante desde mi punto de vista, porque el 49% no tenía claro que fuese más importante la vida de un ser humano. El 51% contestó que sí. Al final quedó casi igualado. Según la real academia, y eso trato de decir en mi novela, matar a un animal no está considerado asesinato. Y para la ley tampoco, es maltrato animal con resultado de muerte. Pero yo para escribir la novela pregunté a la policía cómo ellos investigarían este caso y respeté lo que me dijeron que fue que ellos lo investigarían igual que si fuese el asesinato de un ser humano. Al menos concretamente el caso que planteo, otro a lo mejor no. Pero consultando a una amiga jueza, la postura fue diferente. Esas dos posturas que yo me encontré son las que reflejo en la novela.
“Somos los que hacemos cosas malas para el planeta, lo deterioramos, pero también somos los únicos que lo valoramos, porque el resto de animales lo viven pero no lo valoran”
R.F.: En El olor del miedo, se reflexiona sobre la dejada línea que separa a humanos de animales. ¿Somos más parecidos de lo que en verdad pensamos? ¿Está escrito en nuestro ADN?
M.R.S.M.: Hay una frase que dice Arsuaga y que yo también recojo en la novela, “no es tanto lo que los animales se parecen a nosotros sino lo que nosotros nos parecemos a ellos”. Cuando intentamos traerlos hacia el ser humano, ahí es donde para mí está el fallo. Decimos que aman como nosotros, pero no es así porque no quedan para una cena romántica por ejemplo (risas). Cuando intentas que se parezcan a nosotros es cuando te encuentras con problemas. Pero si tú dices: “yo me parezco a ellos”, ahí sí que aparecen cosas comunes. Los animales sí que tienen algo que nosotros mantenemos a pesar de la evolución diferente y que nos ha separado en un momento determinado, especialmente los mamíferos.



Ha comenzado en Burgos el rodaje de La huella del mal, la adaptación cinematográfica de la novela de Manuel Ríos San Martín que dirige él mismo, y que se rueda en el yacimiento burgalés de Atapuerca. La película está protagonizada por Blanca Suárez y Daniel Grao. Completan el reparto Aria Bedmar, Víctor Palmero, Cosimo Fusco, Daniel Horvath, Pablo Rivero, Fernando Cayo y Juanma Cifuentes.
El guión de la película es del propio director y autor de la novela, Manuel Ríos San Martín, y Victoria Dal Vera. La dirección de fotografía corresponde a Ángel Iguácel.
R.F.: A veces intentamos humanizarlos…
M.R.S.M.: Es verdad, por ejemplo el perro que lleva conviviendo con nosotros 30.000 años, según dicen algunos, y ha aprendido a cómo debe comportarse para que el ser humano lo trate bien, porque hoy en día ya los tratamos bien como mascotas pero hace 25.000 o 10.000 años probablemente éramos más duros con ellos. Pero quizás la convivencia era fácil porque si no, no la habríamos fomentado. Y los perros han aprendido de una manera sorprendente a adaptarse a nosotros. ¡Esas expresiones que tienen! Los perros son los únicos animales que mueven las cejas como nosotros, el resto de animales no lo hace y eso consigue una expresividad que impresiona.
El Éxito de “La Huella del Mal”: De Novela a Proyecto Cinematográfico
R.F.: Leo de tu libro: “Si no tienes hijos es como si no hubieras existido. El éxito evolutivo de un individuo es transmitir los genes”. Pero nosotros tenemos el poder de la decisión. De hecho, cada vez hay más gente que decide no tener hijos. ¿Es esto ir contra natura?
M.R.S.M.: A mí me gusta provocar (risas), estas frases que cito en mi libro (en este caso de Arsuaga) son un poco para que la gente piense. Creo que la vida en la tierra surgió hace unos tres mil millones de años y hasta hace un cuarto de hora lo único que han hecho todos los seres vivos es mantenerse vivos y transmitir los genes. Y el que no lo ha hecho ha desaparecido. Ahora de repente llegamos nosotros con todos los métodos anticonceptivos modernos y tenemos la capacidad de decidir, y es la única vez durante la historia de la vida que un animal tiene esta capacidad de decisión, la de si quiere o no transmitir los genes. También es verdad que el ser humano (y esto me lo decía Alberto Chicote) puede transmitir otras cosas, como la cultura que en nuestro caso es tan importante como transmitir los genes. Hay personas que aun sin tener hijos su aportación a la humanidad ha sido mucho más importante que otras que sí los han tenido. Al final tú puedes aportar muchas cosas siendo un ser humano. Me gusta la reflexión de saber que tenemos esa libertad y podemos ejercerla, pero también vamos a dedicar un rato a pensarla.
R.F.: Animalistas versus conservacionistas. Hace poco tuve una conversación acerca de esto muy interesante. Las dos posiciones deben encontrar un término común. La naturaleza lo tiene claro, la ley del más fuerte y sobre todo el ciclo de la vida. ¿Hasta qué punto debemos intervenir en ese ciclo natural?
M.R.S.M.: Hay un caso muy curioso que tuvo lugar en el Parque Yellowstone, acabó con los lobos y los pumas hace justo ahora un siglo e hizo desmoronarse al parque. Los ciervos se quedaron sin depredadores y aumentaron en número, echaron a los herbívoros más pequeños con lo que también se fueron los zorros. Al no quedar depredadores en el parque no moría ninguna especie, con lo que águilas y buitres desaparecieron. El río cambió su curso y se estancó porque los ciervos comían demasiado, lo que hizo desaparecer a los castores… Un desastre durante más de 70 años. Intentaron mil cosas y no hubo forma, hasta que comenzaron a introducir manadas de lobos y en 4 o 5 años se fue restableciendo el orden natural. Esto es, el ciclo y el equilibrio. Hay que intentar conservar la naturaleza, merece la pena.
R.F.: Manuel, en tu otro libro, La huella del mal, también vemos que todo esto te interesa bastante. Quizás en Donde haya tinieblas lo has aparcado un poco y lo retomas con más fuerza ahora en El olor del miedo.
M.R.S.M.: Bueno, las 3 novelas sí que tienen una cierta hilazón lo que pasa es que están en desorden. Esta última, El olor del miedo, sería la primera con la evolución de la vida y los animales. Después iría el hombre prehistórico con La huella del mal. Y la seguiría Donde haya tinieblas con el hombre moderno, la religión y el pecado. En las tres los personajes son distintos y no tienen continuidad pero sí que ideológicamente hay un discurso que las engloba.
R.F.: ¿De dónde te viene el interés por el mundo animal?
M.R.S.M.: Creo que me viene de niño, de Félix Rodríguez de la Fuente. Además pienso que fue importantísimo para toda una generación que veíamos sus programas. Mi madre en lugar de leerme libros de cuentos me leía las enciclopedias que escribió Rodríguez de la Fuente. Por las noches me leía un trocito de enciclopedia (risas). Desde entonces siempre me ha gustado y me ha interesado mucho la vida animal, especialmente la salvaje. Y sobre todo el comportamiento de los animales.
R.F.: Es que volvemos a lo mismo, somos animales, venimos del mundo animal y está en nuestro ADN.
M.R.S.M.: Efectivamente. Hay veces que nos situamos fuera del concepto animal y somos animales. Somos muy buenos en algunas cosas y peores en otras. Lo que pasa es que nos ha ido muy bien. Hace relativamente poco ha salido un estudio que dice que hace unos 800.000 años hubo un momento que la especie humana estuvo en peligro de desaparición, se redujeron muchísimo el número de parejas humanas. ¡Fíjate, podíamos no haber estado aquí!
R.F.: ¿Cómo te has documentado para esta, tu última novela?
M.R.S.M.: Me he documentado mucho. Por un lado está todo el tema de los animales, que siempre y desde niño he leído porque me gusta. Para la novela he conocido a alguna etóloga y he visitado el parque de Valencia y un refugio de chimpancés que hay en las afueras de Madrid y que es muy impactante. Y toda la parte de balística, de armas, de rifles… También me he documentado mucho con tiradores de precisión, francotiradores, cazadores… Todos los procesos que siguen en la investigación, en este caso los policías de la novela, antes los he seguido yo yendo a los sitios que van ellos y así puedo contar lo que dicen los profesionales. No me lo invento, todo está basado en alguien que me ha contado como se hacen las cosas.
R.F.: Otra de las frases que me ha impactado de tu novela es esta que pones en boca de un personaje: “La caza es un duelo entre caballeros, no un asesinato”. ¿Cómo se entiende esto?
M.R.S.M.: Cuando se escribe una novela debes ponerte en el sombrero de cada personaje. En este caso este personaje está basado en un cazador español que ha existido y que aún vive con casi 100 años. Este hombre ha vivido otra época diferente de caza. Lo que dice es que hoy en día las cacerías son fusilamientos y que lo que él vivió en los años 50/60 en África era jugarte la vida. Era más un duelo tú a tú. Él cuenta, y yo lo hago en la novela, que a un amigo se lo comió un león y a otro un elefante le arrancó la cabeza. Era un duelo más igualado. Creo que es un personaje muy peculiar en la novela y que defiende su forma de vida, luego el lector sacará sus conclusiones.



R.F.: “Los humanos no tenemos un mecanismo que nos inhiba la violencia, cosa que los animales sí”. También se lee esto en El olor del miedo y me vino a la cabeza La huella del mal, otra de tus novelas. ¡Qué peligrosos somos!
M.R.S.M.: Sí, pero por eso está muy bien la cultura, la educación, la civilización… porque eso sí que inhibe la violencia. Lo que contaba, y también lo hace Arsuaga que es fantástico para estos temas, es que los lobos cuando se pelean el que reta al macho alfa cuando se rinde se tumba y le ofrece el vientre que es la parte más débil de su cuerpo. Y es en ese momento cuando el macho alfa en lugar de matarlo no lo hace. Y esto no es porque decida no hacerlo sino porque, según los estudios, este gesto bloquea su agresividad. Y según los naturalistas esto es porque las manadas de lobos que no inhibieron la violencia y mataron al segundo lobo fueron unas manadas más débiles. A la hora de la caza ese lobo era muy importante. Se han retado pero gane quien gane, no pierde nadie.
R.F.: Tus dos últimas novelas, La huella del mal y Donde haya tinieblas, se están adaptando para series de televisión. Cuéntanos…
M.R.S.M.: Siempre ando trabajando en eso, no es fácil conseguirlo porque tarda pero ahora mismo estoy intentando que La huella del mal sea película. Estoy escribiendo el guion, tengo una productora interesada para cerrar los derechos y después habrá que empezar a moverla por cadenas. También estamos buscando algo de financiación en el extranjero… Estoy esperanzado a que el año que viene pueda acabar convirtiéndose en película.