Todo los entresijos del rodaje a bordo del Sovereing de Pullmantur

Anécdotas del rodaje de la película Yucatán

Daniel Monzón nos vuelve a sorprender con su última película. Por varias razones. El cambio de registro después de “El Niño” tanto en el género como en su protagonista, Luis Tosar, al que ahora vemos metido de lleno en un papel que poco o nada tiene que ver con sus anteriores personajes. Y sobre todo, algo que a nosotros nos encanta y que desde Icruceros no podíamos dejar escapar, y es que ahora la acción de esta comedia canalla, se desarrolla a bordo de un barco, ni más ni menos que el Sovereign de Pullmantur. Un barco que a nosotros nos trae muy buenos recuerdos y que en palabras del propio Monzón, destila buen rollo.

IC Magazine: Después de la repercusión mediática con “El Niño”, vuelves a la gran pantalla embarcado con “Yucatán”, una comedia. ¿Esperas obtener el mismo éxito por parte de crítica y público?

Daniel Monzón: Cuando uno se plantea hacer una comedia es para hacer un regalo al público. Yo que soy un gran cinéfilo y me encanta el cine desde muy pequeño, pienso en películas de mi vida, con las que más he disfrutado y hay de todo, pero hay muchas comedias, porque a mí me encanta la comedia. Y siempre he sentido que cuando alguien hace una comedia es como un regalo porque son películas capaces de arreglarme el día. Yo tengo un mal día y me pongo una comedia como “Con faldas y a lo loco” o “Atrapado en el tiempo” y son películas que tienen la capacidad de ponerme de buen humor. Tienes que plantearlo así, como un regalo para el público y creo que “Yucatán” ha quedado así. Una película estupenda que el público va a disfrutar enormemente pero ya no te plantees nada más, porque con el tiempo esas películas se pueden convertir en clásicos como las que te he citado, nadie diría que no son enormes películas en el momento en el que salen, pero te tienes que plantear que el gran premio es ver una sala llena y escucharles disfrutar (risas). La comedia tiene un pequeño secreto y es que si funciona ya está premiada porque tú has estado deseando que la gente disfrute y si les escuchas disfrutar no hay mejor premio posible que ese.

“Yucatán, sin duda es vuestra película, la película de la Revista Icruceros”

Daniel Monzón

 

IC M.: De nuevo con Luis Tosar, esta vez en tono de comedia, lo cual ya teníamos todos ganas de verle en este registro. ¿Formáis un buen tándem?, ¿contarás con él en futuros proyectos?

D.M.: (Risas)…Luis es que es un actor extraordinario además de bellísima persona. Es alguien que ya conozco mucho y precisamente por lo bien que lo conozco me daba cuenta de que le faltaba una comedia (risas) además él es muy divertido, le encanta bailar como lo demuestra en la película, tiene un buen sentido del humor y me apetecía mucho ser yo el que le introdujera por primera vez y abiertamente en la comedia. Una comedia canalla, porque es una película de estafadores. Y es el registro donde yo le veía que le iba a sacar más partido. Siempre que Luis quiera repetir conmigo, yo hasta el fin del mundo. Bromeo muchas veces diciendo que incluso si hiciera un remake de “Mujercitas” le llamaría, le pondría unas faldas y una peluca y estoy convencido de que lo haría maravillosamente bien (risas). Luis es capaz de todo.

IC M.: Cuéntanos un poco acerca de “Yucatán”

D.M.: “Yucatán” es una comedia sin duda. No se trata de una búsqueda desesperada del gag porque sí. Ahora hay muchas  películas que entienden como comedia la sucesión de chistes, los personajes no tienen personalidad, no son personajes trabajados, van en función del gag. En ese sentido “Yucatán” es una película clásica, una película coral, de personajes y a todos los acabas conociendo,unos más, otros menos… es un gran viaje para el espectador. Lo primero, un viaje geográfico, físico, en un crucero maravilloso que cruza el Atlántico y que hace unas escalas exóticas de lo más apetecibles acabando en México. ¡Imagina qué pedazo de crucero y qué pedazo de viaje le propone al espectador la película! Y también viaja por distintos géneros, el musical (hay números musicales), aventuras, thriller, drama… es una película que cuando termina te conmueve. Yo he visto más de un ojo húmedo porque hay una parte emocional muy bonita, muy tierna. Es un enorme viaje. Una experiencia intensa para el espectador. Una manera de realizar un crucero maravilloso sentado en una butaca (risas) y para vosotros (Icruceros), “Yucatán” es vuestra película.

IC M.: ¿Qué ha supuesto para ti rodar a bordo de un barco de crucero, el Sovereign de Pullmantur?

D.M.: Bueno…(risas)…Fíjate en el primer viaje que hice en el Sovereign para inspirarme con mi coguionista, Jorge Gerricaechevarría, conocimos al maravilloso Capitán Toledo y nos abrió las puertas del buque , nos atendió con cariño, con ese sentido del humor que tiene él, ese carisma… y fue un viaje inolvidable. Además pudimos hablar con la tripulación, sacamos un montón de ideas para la historia y me atrevería a decir que a Antonio (Capitán Toledo) lo considero ya como un amigo. El trato que nos brindó él y toda la tripulación del Sovereign fue inolvidable porque a la hora de rodar esta película para la gente del cine era una cosa muy insólita porque hemos estado embarcados prácticamente 4 semanas rodando, cruzando el Atlántico como en la propia película. Y para nosotros era una experiencia completamente nueva, pero también para ellos.

Disfruta del Sovereing de Pullmantur en este articulo de icruceros la Revista nº 10

I.C.M.: Sabemos que en el rodaje ha colaborado la tripulación, incluso pasajeros, pero cuenta a nuestros lectores las curiosidades y los entresijos de cómo ha sido rodar “Yucatán” a bordo del Sovereign

D.M.: Como ya te comentaba, para la tripulación fue algo nuevo tener a todo un equipo de rodaje, incluso algunos de los personajes incidentales es gente de la propia tripulación. Hubo una simbiosis muy bonita, fue un viajazo para todos. Lo de rodar con los pasajeros, hubo un momento que cruzamos el Atlántico sin apenas escalas, allí con 3000 pasajeros desde Brasil, pensamos en cómo iba a resultar (risas)…Fue todo muy bien y lo que íbamos haciendo muy coordinadamente con el equipo del barco era rodar en el lado contrario de donde la tripulación, con determinadas actividades,  concentraba a la mayoría del pasaje. Era una enorme ginkana. Rodamos en las distintas partes del barco, incluso en sitios insólitos, porque yo quería mostrar al espectador todos los recovecos de un barco.Cuando todo el mundo está en la zona de piscinas y vas tu a rodar puede ser un problema, te pueden tirar al mar (risas)…pero como veníamos del Ecuador y a las 5 de la mañana el sol ya estaba arriba, podíamos rodar en esas zonas porque todos los pasajeros estaban durmiendo. Y a partir de las 11 y las 12 que ya iban apareciendo los pasajeros, nosotros nos íbamos como unos señores. Cuando el primer día los pasajeros vieron un equipo de rodaje alguno se temía lo peor, pero ya vieron que eso no era así y que además era como una atracción más del barco. Empezaron a ver cómo se rodaban las secuencias y les abrimos un poco la posibilidad de aparecer en alguna de las secuencias, hasta el punto que hay una historia divertidísima dentro de la película en la que toda esa figuración son los pasajeros del barco, que después de varias semanas de convivir con nosotros, querían aparecer en la película. Acabamos con los pasajeros después de cruzar el Atlántico como se acaba en los cruceros, como si fuéramos amigos de toda la vida, hubo hasta abrazos (risas)…incluso hubo algún romance…hubo de todo (risas)…me parece que algún miembro del equipo tuvo un escarceo amoroso con alguna pasajera brasileña (risas). Ya sabes que en un barco estas cosas suceden.

“Una comedia es un regalo para el público y Yucatán es una comedia canalla”

IC M.: ¿Qué te llevas de este rodaje?

D.M.: Todo el equipo técnico lo recuerda como un viaje inolvidable, algo especial, como una enorme familia. Además podría haber resultado todo lo contrario, muy claustrofóbico, al no salir de la misma localización, pero gracias al trato maravilloso y a la colaboración tan estrecha que hubo entre el equipo de cine y el del buque, aquello fue un placer. Este barco, al que le tengo gran cariño, destila todo lo que tiene que ser una comedia, buen humor, buen rollo, alegría…Al principio de la película hay un personaje que invita a los que suben al crucero a que vivan esta experiencia que de alguna manera está también invitando a los propios espectadores a que vivan la película. Un crucero es una burbuja de entretenimiento creada para la diversión y que durante ese tiempo lo mejor es olvidarse de las preocupaciones y entregarse a esa diversión. Embarcarse en un crucero o entrar en una película de entretenimiento son cosas muy parecidas. El Sovereign es el barco de la alegría (risas) te va seduciendo y acabas cautivo de él.

 

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