Por :Conchi Castañeira

Para: iCruceros

Revista de cruceros, cine y viajes

[dropcap]Y[/dropcap]o que siempre decía que no me iría de vacaciones durante el mes de agosto, ahora no solo lo he hecho sino que me he ido de crucero.

Qué verdad es que en esta vida no se puede decir “de este agua no beberé”. Y no solo he cogido un barco, sino que he volado, con lo que temía yo las aglomeraciones en los aeropuertos y me he alojado en un hotel antes de embarcar.

Y como suele pasar he regresado con la sensación y la certeza de que no se debe generalizar.

Todo ha salido a la perfección, pero lo que más me ha maravillado, pues no sorprendido, es que Princess Cruises ofrece lo mismo en cualquier época del año y en todos sus barcos.

Los que me leéis ya sabéis que este mismo año, pero en febrero, me embarqué en el Sapphire Princess rumbo a Asia y ahora el elegido ha sido el Emerald Princess por el Mar Negro. ¿Diferencias? Si no hablamos de los destinos, que cae por su propio peso que son muy diferentes entre sí, por lo demás no las he notado.

A bordo del Emerald Princess he visto, sentido, disfrutado y paladeado lo mismo que en el Sapphire.

[mks_pullquote align=»left» width=»300″ size=»24″ bg_color=»#ffffff» txt_color=»#000000″] La misma atención perfecta al pasajero. El mismo espacio en todas sus áreas. Cero aglomeraciones. Una restauración de 10. Y sobre todo en este barco, y de la mano de Mundomar Cruceros, toda la asistencia a bordo en castellano[/mks_pullquote]

Sin duda me gusta navegar en Princess Cruises la que hasta el momento no me ha decepcionado. 

Quizás este barco necesite ya un poco de acicalamiento, pero por lo demás he de decir que a diferencia de otras muchas navieras-, algunas de las cuales conozco muy bien a base de navegar en ellas-, en Princess nunca hay filas interminables para comer, para desayunar, para todo. Las cenas no son un refrito de lo que ha sobrado en el buffet del mediodía. No todo se consigue por un módico precio. Y sobre todo, cuando pido una bebida me la traen antes de que ya esté en el postre.

En cuanto al recorrido, pocas son las navieras que realizan escalas en los puertos en los que hemos podido desembarcar y conocer los tesoros que esconden. Algo que me ha gustado y sobre todo que me ha ayudado a la hora de seguir conociendo este planeta nuestro que, a cada esquina insospechada te depara una sorpresa.

Tal vez esto también haya sido uno de los motivos por los que en agosto en las escalas hemos estado más a nuestro aire, es decir, sin miles de turistas desembarcados en el mismo puerto y ávidos todos de conocimiento de los mismos sitios y a la misma hora.

Destinos

• Desde el puerto de Volos hemos podido conocer de cerca los maravillosos monasterios de Meteora. Un lugar mágico y muy especial.
• Hemos navegado por el delta del Danubio y almorzado en un convento en Rumanía, desde el puerto de Constanza.

• Nos hemos sorprendido muy gratamente con un lugar muy a tener en cuenta en Bulgaria, Nessebar, desde el puerto de Burgas, cuya visita acabó con un maravilloso broche final, un paseo en goleta por las aguas tranquilas del Mar Negro.
• Y como si de intrépidos aventureros se tratase, recorrimos en coches toda la maravillosa y desconocida isla griega de Chíos, descubriendo una historia fascinante y unos pueblos encantadores.
• Como comienzo de este viaje, Atenas nos volvió a recibir con su misma cara alegre de siempre (quizás la procesión va por dentro) y Estambul nos despidió con la amabilidad que la caracteriza. Vimos una ciudad segura y durante los años que no la habíamos vuelto a visitar, una cuidad renovada y más bonita aun.

¿Que más se puede pedir a unas vacaciones? ¿Amigos?….también los tuvimos. Estupendas personas con las que compartimos viaje, excursiones, risas y sobre todo compañerismo y complicidad.

Por todo esto, ya no diré jamás que servidora nunca viajará durante el mes de agosto. Creo que sabiendo escoger como, con quien y sobre todo donde, siempre puedes encontrar la misma calidad y placer que durante el resto del año.