La admirada y respetada actriz, referente de nuestra escena, habla de su profesión y de la relación con las actuales y futuras generaciones de su familia
Por: Iker Elduayen
Fotografía: Ezequiel Trejo
Miguel Delibes tenía que haberle escrito a Gemma Cuervo (Barcelona, 1936) una obra titulada Cinco horas con Gemma para que la actriz pudiese explicar todo lo que ha aportado a su oficio. No es para menos, porque se inició a los escasos veinte años en el teatro universitario barcelonés, donde se mantuvo hasta que Adolfo Marsillach confió en ella y la convirtió en actriz profesional. En 1960 se casó con el también actor Fernando Guillén, pareja profesional además de compañero ideal. Con él formaría una familia y una compañía con la que llevarían el teatro al lugar más recóndito del país y estrenarían a los autores prohibidos por la censura. Tal y como dice su hijo Fernando refiriéndose a su madre: “Un motor de cambio social cuando era muy difícil pronunciarse por las libertades”. Una actriz y empresaria que recitaba a Camus o Sartre mientras ejercía de madre. La televisión y el cine (quizás en menor medida porque considera ha tenido una carrera insuficiente en la gran pantalla) le han hecho muy popular. Desde los irrepetibles Estudio 1 a la todavía actual tendencia de Aquí no hay quien viva en la que fue la inocente y amorosa Vicenta Benito, personaje por el que aún, especialmente la gente joven, se la recuerda. Pionera del teatro español, una indiscutible dama de los escenarios y la matriarca de la profesión sigue activa y con ganas de más.
Entrevista Exclusiva: Gemma Cuervo
Iker Elduayen: Mucha gente piensa que estás retirada, pero de eso nada, ¿no?
Gemma Cuervo: Yo de retirada nada. Lo que tengo son descansos. Acabo de estar hace un mes trabajando en Sevilla, haciendo una película que todavía está por hacer y en la que he coincidido con Mario Vaquerizo, Isabel Ordaz, María Alfonsa Rosso… mucha gente.
I.E.: ¿Sigues recibiendo ofertas?
G.C.: No diariamente, pero sí siguen acordándose de mí.
I.E.: ¿Cómo ha cambiado la profesión desde que empezaste?
G.C.: Ha cambiado el país, el pensamiento español… ¡Ha cambiado todo! (ríe). Algo que sí ha cambiado y que yo he percibido es que la gente que empieza en nuestro oficio entra ya sabiendo. Antes se hacía todo como se podía o bien se sabía, pero ahora hay más técnica, más gente con conocimiento de todo tipo. Hay mucha más formación.
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I.E.: De toda tu inmensa carrera, la cual es imposible resumir, ¿cuáles crees que son tus trabajos más destacados?
G.C.: No tengo predilección por ninguno. No puedo elegir. Yo pongo toda mi alma y todo mi conocimiento a cada uno de los personajes que hago, sean elegantes y bien posicionados o más sencillos y humildes. Siempre tengo un gran respeto y cariño por todo lo que hago.
I.E.: ¿Y el medio en el que más cómoda te has sentido?
G.C.: Todos, todos, todos (ríe). Yo estoy enamorada del momento en el que estoy haciendo lo que hago. Hombre, el teatro ha sido mi casa, porque tanto Fernando Guillén, mi marido, como mis hijos hemos tenido un respeto y un cariño inmenso hacía el teatro. Luego hemos hecho cine, muchísima televisión… ¡Es que he hecho muchas cosas! Y estoy tan contenta de haberlas podido hacer.
I.E.: Hace varias semanas se cumplieron 10 años del fallecimiento de tu marido, Fernando Guillén…
G.C.: (Interrumpe). Sí, fue una desesperación que falleciera. Primero, porque estábamos muy enamorados y éramos una pareja que nosqueríamos muchísimo. Yo le sigo adorando, por supuesto. Y él seguro que también, desde el cielo.
I.E.: Tu hijo Fernando ha seguido vuestros pasos. ¿Crees que se parece en algo a su padre?
G.C.: Creo que sí, desde luego en cultura sí y en inteligencia también. Al igual que su padre, Fernando tiene muchas cualidades para la dirección y, por supuesto, para la actuación.
I.E.: Con él coincidiste en la película Boom boom (1990) de Rosa Vergés. ¿Cómo fue trabajar con tu hijo en el cine?
G.C.: Muy bien, porque los dos somos muy profesionales. Además de madre e hijo éramos compañeros.
I.E.: ¿Cómo te hizo saber Fernando que quería dedicarse a esto?
G.C.: No me lo dijo. Él se hizo directamente (ríe).
I.E.: ¿Y le fuiste a ver?
G.C.: Sí, yo le he visto en todo lo que ha hecho.
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I.E.: ¿Has sido de dar consejos a tu familia?
G.C.: No, nada, nada. Solitos (ríe). Cada uno de nosotros ha sido siempre muy independiente.
I.E.: ¿Te gustaría volver a trabajar con tu hijo?
G.C.: Sin duda, claro que sí. Para cualquier faceta que se proponga, ahí estaré.
I.E.: También el hijo de Fernando, Manuel, aspira a ser director y continuar con la saga familiar. ¿Te gustaría que te dirigiese?
G.C.: Claro. Cuando se nos ponga algo por hacer, yo encantada. Manuel tiene también mucho amor, una gran afición y gran conocimiento de las cosas.
