Treinta y dos años, un físico imponente y un gran magnetismo. Édgar Vittorino se afincó en España en el año 2018 y desde entonces no ha parado de enlazar un trabajo con otro. 

Le hemos visto dando vida a Freddy, un despiadado sicario colombiano en la serie «Vivir sin permiso» junto a José Coronado. También como Caimán, un duro presidiario en la cuarta temporada de «Vis a vis”. Asimismo ha rodado a las órdenes de Isabel Coixet -«Nieva en Benidorm»- y el confinamiento le pilló preparando la obra de teatro «Grinder sorpresa».

Pero ya antes de cruzar el charco le avalaba una amplia trayectoria artística en Colombia, su país de origen, aunque como él nos ha dicho, «soy del lugar del que tenga que ser». 

De uno u otro modo, Édgar aún nos va a sorprender. A nosotros, de momento, nos ha conquistado

Por : Conchi Castañeira Fotos: Javier Mantrana

 “Mi madre es de origen italiano, mi padre de origen colombiano. Y yo soy de donde tenga que ser”

Fotos: Javier Mantrana

Nuevo Nº Diciembre 2020

Entrevista a Édgar Vittorino


Fotografía Javier Mantrana
Maquillaje y peluquería Kyrana Gallego 

Icruceros: ¿Qué le hace a un chico de Barranquilla dejar atrás toda una amplia y consolidada trayectoria profesional para venir a trabajar aquí? Además con un cambio total de registro pero a su vez con gente muy potente del sector.

Édgar Vittorino: Bueno, yo creo que la realidad es un poco de suerte. De nacimiento como digo yo, porque al final mi madre es de origen italiano, mi padre de origen colombiano. Digamos entonces que eso me ha permitido tener un poco más abierta la posibilidad de salir de Colombia, que es donde yo nací. Nací allí pero no soy colombiano, sino que soy de donde tenga que ser. No me cierro en que soy del lugar en que nací, porque me quito la posibilidad de ser muchas más cosas. 

Es verdad que tengo unos ancestros italianos y que también soy parte de eso, ¿no? Sin pelearse con nada. 

Esto me ha permitido a mí venir aquí con más facilidad, porque ya tenía una nacionalidad, digamos italiana que me permitió venir a trabajar aquí. 

Y tuve un poco de suerte, porque al final llegué en un momento donde todas estas series sobre narcotráfico estaban en alza. 

Justo se estaba haciendo “Vivir sin permiso” y se sacó provecho a poder interpretar el personaje de Freddy, que ha sido el que me ha abierto las puertas a nivel España.

Pero siempre ha habido una conexión con Europa gracias a mis abuelos y al cine español, que ya es algo muy personal porque siempre me ha gustado Almodóvar. Esas películas que llegaban a Latinoamérica y que yo desde niño veía. 

Y me gustaba la manera de trabajar aquí, muy honesta, menos dibujada la realidad, más cruda. 

Almodóvar era más crudo en sus películas, y eso yo no lo veía en las telenovelas; mucho menos porque ahí siempre se pinta al bueno, súper bueno y al malo, súper malo (risas). Como que no tienes matices en medio. Almodóvar siempre creó estos personajes, que no se sabía si eran buenos o malos, sino que eran humanos como nosotros, que nos equivocamos y que a veces hacemos cosas buenas y a veces malísimas. Y eso me gustaba a mí. 

Y de algún modo a través de los estudios -primero en Nueva York y después aquí con Juan Carlos Corazza, que ha sido como mi maestro en España- llegué a decidir dejar las telenovelas un poco a un lado y lanzarme a conquistar a la inversa un territorio que no había sido explorado por mí y que afortunadamente ha ido bien, ¿no? (Risas).

Y en contraste con estos grandes directores como Isabel Coixet, ¿sabes lo que yo creo que ha sido bonito de esto?… Pues que Isabel desde el principio cuando me conoció, no tuvo en cuenta ni cómo hablaba ni de dónde venía, sino que ella lo que vio fue un actor. 

Y esto es lo que tienen estos grandes directores, que pasan por encima de cualquier estereotipo y ven al actor. Y me ha permitido en “Nieva en Benidorm” hacer un personaje que está lejos del estereotipo de lo que podría ser el colombiano. 

“Hay que hacer que la gente vaya a los teatros sin miedo”

Fotografía Javier Mantrana Maquillaje y peluquería Kyrana Gallego

Podemos ver a Édgar Vittorino en la Película «Bajo Cero» Junto a Javier Gutiérrez

Icr.:Te has descubierto como un chico duro y muy malo, pero ¿alguna vez te habías imaginado que dieses tan bien ese perfil y que hasta puede ser tu mayor potencial?

Édgar Vittorino:Es verdad lo que dices (risas). 

Yo no creía, nunca me había visto por ese registro. Digamos que se amplió mucho más, afortunadamente, con estos personajes de Caimán y de Freddy.

Incluso en el cortometraje que estuvo nominado a los Goya ha sido algo donde pude meterme en unos tipos bastante oscuros, sin un lado positivo aunque sí débil. 

Freddy sí tenía un lado débil -a pesar de lo malo que era- que era Lara, la protagonista, quien lo hacía dudar un poco de su maldad. 

Yo creo que eso es lo que tiene que buscar un actor siempre, un poco irse a lugares donde te sientas incómodo. Al principio no te sale bien, porque es verdad que cuando yo empecé a ensayar y a probar este personaje no me salía bien, me salía fatal. En algún momento pensé que no lo iba a conseguir. Pero justamente creo que cuando algo al principio te cuesta mucho como actor, es porque no habías ido por ese camino nuevo y entonces te encuentras con más obstáculos. Luego eso quiere decir que estás yendo por el camino correcto, porque estás abriendo una tonalidad más en tu registro interpretativo. Y ¡fue una maravilla! 

En Colombia no tenía la oportunidad de hacer estos personajes. Digamos que mi cara allí no es la cara de un tipo tan malo, siempre había otros que tenían más cara de malo que yo, (risas). Me quitaban los papeles por eso, porque era como “no, no, tú con los ojitos verdes no das para hacer de un sicario”. Un sicario con los ojos verdes no existe en Colombia (risas). Eso siempre me restringía.

A la hora de interpretar a Freddy jugué con el tema del acento de un lugar específico de Colombia, de Medellín. Y así generar más credibilidad y que la gente cuando lo escuchara, a pesar de que mi rostro tenía unos ojos de un color, se creyera más el origen de este personaje. Y usar muchos tacos, conseguir hacerlo más callejero. Que no se viera tanto a Édgar, sino más a un tipo de calle. 

Y creo que lo conseguí a través de eso; de la forma de hablar, del corte de pelo…

Marc Vigil, el director, cuando me vio dijo, “¿por qué no sacamos provecho a que él viene de Colombia y le creamos un personaje?”. Y ese personaje fue Freddy, que se fue escribiendo a partir de eso, porque yo había entrado al casting a interpretar a otro individuo y ellos decidieron transformar un personaje muy pequeñito en Freddy. Y así lo fuimos haciendo entre los dos. Me corté el pelo, me dejé la barba…Alguna vez lo había tenido así en Colombia, pero muy poco porque no era el registro usual mío. 

 “Trabajar con Almodóvar fue lo que me inspiró a tener la vista puesta en este país, en el cine que se hacía aquí” 

Icr.:Rebobinemos…Antes has mencionado a Pedro Almodóvar. ¿Lo dejarías todo para trabajar a sus órdenes? 

Édgar Vittorino: La verdad es que este fue uno de los grandes motivos por los que vine a España. Porque trabajar con él fue lo que me inspiró siempre a tener la vista puesta en este país, en el cine que se hacía aquí.

Pero es verdad que ahora que conozco más, también me he enamorado de muchos otros directores, incluida Isabel (Coixet). 

Digamos que no llegaba en aquella época tanto a Latinoamérica como Almodóvar, pero que ahora que conozco todo su trabajo y que he visto muchas más de sus películas, ya no sé si… (Risas).

Ahora el espectro se ha hecho más amplio. Conozco muchos directores. El mismo Salvador Calvo, que fue con el que hice el corto y que hace poco vi “Adú”, película suya. ¡Una preciosidad! 

Te vas dando cuenta de que, efectivamente, Almodóvar ha sido más internacional que muchos otros directores. Pero que cuando ya te metes a fondo, ¡aquí hay una cantidad de talento en dirección! 

Ahora es cuando lo dejaría todo, pero por seguir trabajando con cualquiera de ellos, de los que ahora conozco. 


Fotografía Javier Mantrana
Maquillaje y peluquería Kyrana Gallego 

Icr.: Televisión, cine, teatro, un corto que te llevó hasta los Goya este año…Versatilidad no te falta. ¿Qué será lo siguiente? ¿Podría ser desfilar para algún diseñador/a? Porque con tu físico…

Édgar Vittorino:En algún momento, a mis inicios, sí que hice un poco de modelo como un medio sobre todo para conseguir un poco de economía y poder pagarme los estudios de actor. Sería curioso que años después la actuación me llevara nuevamente a eso que en algún momento me ayudó a poder costearme mis estudios (risas).

Es verdad que hoy en día, tanto las redes sociales como toda la publicidad que hacen los artistas…Yo lo haría. No me molestaría. Pero tendría mucho cuidado en elegir algo que tenga que ver conmigo y algo que crees que vale la pena vender. 

Porque hoy en día se venden muchas cosas, pero de ahí a que tú como artista pongas tu imagen para vender algo…

Creo que tiene que ver con tu forma de pensar y con lo que realmente llevas tantos años trabajando. Primero ser tú y luego representar una marca. 

Más allá del dinero -que creo que es válido hacer las cosas por dinero a veces- pero en este punto yo creo que hay cosas más importantes para mí, que tengan que ver con mi forma de vida y con lo que me gustaría que la gente me relacionara y pudiera aportarles algo. 

No sería tan fácil. (Risas).

Hay un lugar que se llama Taganga que para mí es uno de los parajes más interesantes de Colombia” 

Icr.: Háblanos de Colombia. ¿Qué no nos tendríamos que perder si viajásemos allí?

Édgar Vittorino:Hay un lugar que se llama Taganga que para mí es uno de los parajes más interesantes de Colombia. 

No es tan conocido, es más conocido el Parque Tayrona. Pero Taganga es un pequeño pueblo allí, a la orilla del mar y cerca de Santa Marta, que es muy cosmopolita. 

A mí me encanta por eso, porque hay gente de todas partes. Mochileros de todas partes del mundo que se encuentran en este pueblo pequeñito y de ahí parten hacia Tayrona y hasta la Sierra Nevada de Santa Marta. 

Es interesante porque desde ahí te puedes mover a otros lugares y conocer mucha gente de muchas culturas. Un lugar junto al Mar Caribe donde también comer un pescado recién pescadito, súper fresco. 

Y puedes subir a la Sierra Nevada de Santa Marta que es donde todavía están los indios Kogui, que son una tribu que aún se mantiene ahí. 

Desde ahí puedes buscar la manera de ir a Cuidad Perdida. Algo maravilloso porque fue donde quedaron unos indios Tayrona, que fueron unas de las pocas tribus indígenas a las que nunca colonizaron. Ellos siempre han estado ahí protegiendo su cultura, que está intacta y aún se encuentran sus casas donde viven como vivían antes de la colonización. 

Creo que Taganga es un lugar que te permite moverte a esos otros dos puntos importantes de ahí, de la bahía de Santa Marta. Y además te vas a encontrar con un montón de gente de distintos países disfrutando de la cultura y de la gastronomía local. 

Icr.: Por la gastronomía te quería yo preguntar, ¿es muy diferente de la nuestra? ¿Qué fusionarías tú de los dos países? Bueno, mejor dicho de los tres, porque dadas tus raíces italianas…

Édgar Vittorino:(Risas) Yo hago un montón de mezclas en casa. Preparo muchas pastas con todo. Me enamoré del pulpo gallego cuando estuve grabando en Galicia. 

Preparo pastas con pulpo, pastas con pescado…

A veces la gente de aquí me dice que no pega, pero a mí me gusta porque siento que justamente es una mezcla.

Nosotros comemos mucho pescado pero frito. Lo freímos sin empanar, tal cual sale del mar. Se fríe y luego se come con plátano aplanado y frito también (risas). Luego al arroz se le añade toda la grasa del coco y se hace un arroz dulce con pedacitos de coco. Eso, por ejemplo, yo lo traería aquí y es que ¡me hace mucha falta el arroz con coco! Lo mezclaría con la comida local. 

Un arroz con coco con rabo de toro, ¡creo que sería una maravilla! (Risas). 

Una ensalada con rabo de toro y arroz con coco y ¡lo petamos! (Risas).

¡Cocina de fusión total!

Icr.:Me consta que te gusta la aventura. ¿Dónde y con qué deporte das rienda suelta a la adrenalina?

Édgar Vittorino: He hecho parapente un par de veces. En Brasil -en Río de Janeiro- fue una de las experiencias más bonitas, por encima del mar y por todas las colinas. ¡Súper bonito!También lo he hecho en Colombia, en el cañón del Chicamocha.

También he hecho Bungee Jumping. 

Son deportes extremos, pero que los he practicado porque me permiten sentirme como que puedo sobrepasar mis límites. 

Por eso los hago. 

Es un momento en el que tú piensas que te puedes morir. Te pones frente a la muerte y te recuerda que al final la muerte está ahí, ¡siempre! Y que tienes que dar el paso adelante porque al final lo que nos está esperando es eso, es la muerte. Entonces ¡hay que vivir!

Por eso los hago, porque me recuerdan esa sensación de que hay que lanzarse al vacío porque al final hacia allá vamos. ¿Qué perdemos entonces? ¡Hay que vivir!


Fotografía Javier Mantrana
Maquillaje y peluquería Kyrana Gallego 

Icr.: Hablemos de futuros proyectos. ¿Retomarás pronto “Grinder sorpresa”? La obra de teatro que te ha pillado justo antes del confinamiento.

Édgar Vittorino: Sí, justo ya estrenábamos en el mes de abril y dos semanas antes nos metimos en el confinamiento. 

Es la obra de un amigo mío, un director colombiano. Ya estuvo en Bogotá y fue muy bien allí. Yo le convencí para que viniera aquí y montarla juntos, encargándome yo de la producción. Con todo esto del confinamiento, el pobre se pasó los tres meses en casa de una amiga (risas), porque no le dejaron volver a Colombia.

Ahora tenemos pensado que en noviembre, si todo va bien y si no pasa nada nuevo, podamos retomarla y ya finalmente presentarla. 

¡Hay que hacerlo! 

Hay que hacer que la gente vaya a los teatros sin miedo. 

Creo que aunque no ganemos mucho dinero, hay que hacerla y hay que sacarla adelante, porque es parte del compromiso que tengo como actor con el mismo arte. Hay que invertir el dinero que haga falta y hacerla. Luego ya veremos. Pero que la gente siga viendo que hay oferta en el teatro y que no sienta miedo de volver a los teatros. 

Se ha suspendido por un tiempo pero en noviembre lo van a poder ver. 

Hay que comprometerse a hacer cosas. Y no ahora, por miedo a que no se llene por aforo reducido, dejar de hacerlo. Creo que haríamos mucho más daño a una industria que ya está bastante tocada. 

Los artistas tenemos que alzar la voz. Y aunque sea con eso, con veinte personas, estamos diciendo que esto no se puede parar, no se puede cerrar. 

Sé de teatros muy pequeños que están cerrando, y creo que eso no le conviene ni al país, ni a nadie. 

Y en octubre -ya tiene fecha- estreno una película que se llama “Bajocero”. Dirigida por LLuís Quílez y protagonizada por Javier Gutiérrez y Karra Elejalde. 

Es una peli que va a ser bastante llamativa y que fue difícil de rodar. 

Muy interesante, porque todo sucede dentro de una furgoneta y fue muy agobiante, tanto el rodaje como la sensación que el director quiere dar al público cuando la vea. Sensación de encierro en un lugar muy pequeño y muy frío. 

Icr.: Para terminar, ¿mar o montaña?, ¿cine o televisión? , ¿bueno o malo?, ¿pulpo a feira o arepas? 

Édgar Vittorino:Mar. Cine. Intermedio (risas). Me lo pones… (Risas) ¡Fusión! 

Gracias Édgar Vittorino por esta charla en la que además, y por tu carácter abierto y cordial, te auguramos muy buenos trabajos en nuestro país. 

¡Un placer!

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