DE LA BELLEZA AL ESPERPENTO

Por: EVA CEBALLOS @eva_candoit

Lo que a algunos parece “un edificio pintado de blanco” resulta que es uno de los nueve faros de Cantabria; edificios emblemáticos que forman parte del patrimonio cultural de nuestra tierra. Centinelas de la costa construidos en 1800 con una arquitectura de líneas puras, concebidos para salvar vidas sin protagonismo, ser la luz que cuidaba a nuestros marineros de encallar en los acantilados.
Muchos de ellos en sus momentos de angustia bajo la tormenta solo anhelaban ver su luz… la luz del silencioso guardián.

Revista Fetén

Blancos, sencillos, puros; con su luz como única aliada, la luz del camino a casa.

La paranoia ególatra en la que se ha convertido este, lo aleja mucho de su propio concepto de faro y pone de manifiesto el poco respeto de nuestra administración por los bienes de la comunidad.
No hablemos ya del dinero público empleado; no sé si malversado pero está claro que SÍ malgastado.

No hablemos ya tampoco del triste concepto de la obra; si no vas a mejorar el lienzo; déjalo, no ensucies la fachada de la dignidad, respeta al centinela; cada grieta de su cara es una historia de la que sólo los cormoranes y gaviotas son testigos…
Déjalo.🙏🏻

En una época de incertidumbre, de miedo colectivo y de medidas preventivas para todo; el faro pierde su categoría de guardián para convertirse en una mamarracha fuente de especulaciones despojada de toda dignidad.
Los Cántabros no merecemos esto.

Solo espero ver el día en el que te quiten la chaqueta, prestada por el payaso de Micolor y te dejen con la limpia desnudez que te hace FARO y que te hace auténtico.

Fdo. Una romántica que ama la esencia de las cosas.

-Agosto 2020-