La compleja novela de Virginia Woolf da el salto a las tablas.

Difícil y arriesgada tarea la de su directora y también escritora Vanessa Martinez. Es la primera compañía española que asume la adaptación de esta novela de Virginia Woolf y eso es de alabar.

Orlando es un joven británico de la nobleza que ama la literatura y el amor. Su afortunada vida eterna nos permite acompañarle a lo largo de sus aventuras a través de varios siglos…Pasa por ser amante de Isabel I, enamorarse hasta el tuétano de una princesa rusa, huir a Constantinopla y hasta afrontar el desafío de, después de 7 días de sueño profundo, despertar habiendo cambiado de sexo. Eso le ayuda a ver la vida desde otro prisma, experimentar, avanzar junto a la historia, aprender, crecer internamente y por supuesto, terminar su gran poema después de 300 años.
Tratan temas tabúes del momento, como la homosexualidad, la sexualidad femenina y el papel de la mujer en las distintas épocas de la historia en la sociedad.
Rebeca Sala encarna a nuestro protagonista, ejecutándolo de manera rica en matices tanto físicos como internos. Ella está conmovedora y divertida y con las profundas confusiones internas del personaje, llega a emocionar al espectador. Arriesga en escena y lo representa fabulosamente. Sus compañeros Gustavo Galindo, Pablo Huetos, Pedro santos y Gemma Solé, interpretan a varios personajes cada uno de forma muy talentosa, comprometida y llenos de humor. Es una obra sostenida por los 5 actores y todos están en escena prácticamente las casi 2 horas de función dejándose la piel.
Me adentré en el Reino Unido desde el periodo isabelino hasta llegar al siglo XX de la mano de Orlando ¡gracias!