¿Sabías que musicales como “West Side Story” o “My Fair Lady” recurrieron a cantantes profesionales para doblar las voces de sus protagonistas? En Hollywood no todo es lo que parece:Desde este sofá cinéfilo me gustaría dar crédito a aquellas cantantes que prestaron sus cuerdas vocales a algunas estrellas del Hollywood dorado haciéndonos creer que además de tener belleza y talento actoral, cantaban divinamente.
Audrey Hepburn, Ava Gardner, Rita Hayworth, Natalie Wood, Joan Crawford, Cyd Charisse, Lucille Ball, Veronica Lake, Claudette Colbert, Hedy Lamar, Greta Garbo, Kim Novak, Esther Williams, Deborah Kerr, Rita Moreno, Leslie Caron, Barbara Stanwick, Liz Taylor, Marilyn Monroe, Debbie Reynolds… Todas estas actrices han sido total o parcialmente dobladas en alguna ocasión por cantantes profesionales en sus películas.
SOFÁ, PELI Y MANTA By Fran Arráez
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Esto no significa que no cantaran bien, de hecho algunas de ellas tenían voces preciosas, pero los grandes estudios de cine eran los que mandaban y en ocasiones se recurría a las ghost singers para potenciar ciertas habilidades, sobre todo en algunas notas agudas, como es el caso de Marilyn Monroe en los 32 primeros segundos de “Diamond are a girl’s best friend” en “Los caballeros las prefieren rubias” (“Gentlemen prefer blondes”, Howard Hawks 1953)
No os preocupéis, solo son 32 segundos, el resto de las canciones de Marilyn que hemos escuchado en las películas están interpretadas por ella misma, sin trampa ni cartón.
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El uso de estas voces fantasma variaba segun el caso. Por ejemplo Rita Moreno cantó sus temas en “West Side Story” (Robert Wise y Jerome Robbins 1961) excepto “A boy like that” en el que fue doblada por Betty Wand dada la dificultad de las notas más graves.
Glenn Close, excelente cantante, fue doblada por Kiri Te Kanawa en la película “Cita con Venus” (“Meeting Venus”, István Szabó 1991) al interpretar a una soprano lírica.
Generalmente, las ghost singers solo eran un recurso puntual que “maquillaba” parte del trabajo de la actriz en cuestión para perfeccionarlo.
Pero Hollywood no iba a perder esta oportunidad.
Si el truco funcionaba para algunos fragmentos… ¿Por qué no convertir en cantantes a algunas de las estrellas que atraían a tanto público a las salas?
Así comenzó el fenómeno de las ghost singers.



¿Recordáis a Rita Hayworth quitándose el guante negro mientras agitaba las caderas cantando el famoso “Put the blame on Mame” o entonando “Amado Mío” en “Gilda” dirigida por Charles Vidor en 1946?
Las caderas eran suyas, y la interpretación, y la belleza, pero la voz que escuchábamos era la de la canadiense Anita Ellis.
De hecho a lo largo de su carrera Rita Hayworth tomó prestabas las voces de seis cantantes diferentes: Anita Ellis, Gloria Franklin, Nan Wynn, Gracilla Pirraga, Jo Ann Greer y Martha Mears.
Pero posiblemente, la reina de las ghost singers fue la soprano californiana Marni Nixon: Su cuna fue la música clásica. Formada como cantante lírica protagonizó óperas como “La Traviata” o “Las Noches de Fígaro”. Compositores como Shostakovich, Schoenberg o Gershwin contaron con ella para las grabaciones de sus piezas.
La cara no siempre canta: el fenómeno de las ghost singers
En 1964 la elección de Audrey Hepburn como Eliza Doolitte en “My Fair Lady” (George Cukor) fue todo un escándalo: Julie Andrews llevaba años de éxito protagonizando el musical original de Broadway, pero para el salto a la gran pantalla se eligió a una actriz cuya voz era demasiado limitada para la compleja partitura.
Audrey Hepburn era una garantía de taquilla, así que ella fue la elegida, aunque tuviera que ser doblada en todas sus canciones por Marni Nixon.
Hepburn grabó sus temas, pero finalmente se utilizó la voz de Nixon, para disgusto de la actriz. Algo parecido sucedió con Natalie Wood, que interpretó a María en “West Side Story” (Robert Wise y Jerome Robbins, 1961) cantando todas sus canciones convencida de que se escucharía su voz, pero finalmente el estudio decidió contar con Marni Nixon para doblarla.
Tampoco los hombres del filme se libraron: Richard Beymer interpretaba a Tony, pero el mítico “María” y el resto de temas que entonaba su personaje, fueron doblados por Jimmy Bryant.
Natalie Wood y West Side Story



Y es que los actores del Hollywood dorado también fueron un producto diseñado por los grandes estudios: Gary Cooper, Christopher Plummer, Franco Nero, Peter O’Toole, Russ Tamblyn o más recientemente Johnny Depp o George Clooney tomaron prestadas las voces de cantantes profesionales en algunas escenas de sus películas.
Este fenómeno no es exclusivo de Hollywood. La francesa Catherine Deneuve en las tres películas musicales que rodó a los órdenes de Jacques Demy también fue doblada. En “Los Paraguas de Cherburgo” de 1964 por Danielle Licari y en “Las señoritas de Rocherfort” de 1967 y “Piel de Asno” de 1970 por Anne Germain.
Sin ir más lejos, nuestra Penélope Cruz cantó “Volver” en la película homónima de Almodóvar del 2006 tomando prestada la voz de Estrella Morente. La diferencia es que hoy en día se reconoce el trabajo de estos cantantes, pero durante mucho tiempo la cosa fue muy diferente.
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Existían cláusulas de confidencialidad incluidas en los contratos para que no se supiera quién cantaba realmente: La 20th Century Fox llegó a amenazar a Marni Nixon diciendo que si alguien se enteraba de que era ella la que cantaba en lugar de Deborah Kerr en “El rey y yo” (“The King and I”, Walter Lang 1956) o en “Tú y Yo” (“An Affair to Remeber”, Leo McCarey 1957) no volvería a trabajar nunca más.
Paradójicamente, sería la propia Deborah Kerr la que hablaría públicamente por primera vez en una entrevista sobre Marni reconociendo su labor al doblarla.
Los casos de ghost singing son muchísimos: Leslie Caron en “Gigi” (Vincent Minelli, 1958) también fue doblada a sus espaldas por Betty Wand, la preciosa voz de Ava Gardner fue doblada en “Magnolia” (“Show Boat”, George Sidney 1954) por Annette Warren. Jackie Ward prestó su voz a Natalie Wood en “La rebelde” (“Inside Daisy Clover”, Robert Mulligan 1965) y “La Carrera del Siglo” (“The Great Race”, Blake Edwards,1965)
Los nombres de estas cantantes nunca aparecieron en los créditos de las películas y tuvieron que pasar muchos años hasta que se fue conociendo la historia de las voces fantasma de Hollywood, por eso creo que es importante recordar los nombres que han permanecido tanto tiempo injustamente ocultos.
El cine es una fábrica de sueños, sin duda, pero en esa fábrica siempre han trabajado muchos hombres y mujeres que son los andamios que hacen posible esta maravillosa industria.
Rindamos pues homenaje a todas y cada una de esas estrellas, las que brillaron delante y las que apenas se vieron en la lejanía de este firmamento amado que llamamos cine.