Hemos comido en el restaurante Fijo, calle de la infanta mercedes 113, en Madrid. Y nos lo hemos pasado muy bien. 

No solo por lo bueno de la compañía, sino porque su propuesta es divertida y variada. 

Pequeñas raciones que hacen que de esa manera puedas probar varios de sus platos y compartir al centro. Una mezcolanza de cocina peruana y nacional. Y originalidad en su puesta en escena. A esto añadimos la estupenda selección de vinos que ofrece y que puedes degustar en copa y no solo en botella. 

Probamos: 

Cremita de calabaza con crujiente de jamón para entrar en materia. 

Ensaladilla rusa con ventresca. Fresca y divertida. 

Paquito de cordero. Original mini bocadillo que nos conquistó. 

Buñuelos de queso ahumado suizo. Cremosos en boca. 

Gambones envueltos en kataifi. Crujientes y delicados 

Falso risotto de setas y trufa. Una opción alternativa al arroz. 

Spaguettis picantes con gambones al ajillo. Sorprendentes  y deliciosos. 

Coulant de chocolate con helado de violeta. Hará que te olvides de la dieta. 

La amabilidad de su equipo junto con la simpatía de su propietario, Francisco José Abajo, hacen que aún no te hayas ido y ya pienses en regresar. 

Ahora aprovechando el buen tiempo restaurante Fijo inaugura su terraza y arranca sus animadas catas que se celebrarán durante las tardes de los martes o miércoles, en función de las bodegas que tomen parte. Por si fuera poco, también nos deleitarán con divertidos eventos para singles, una forma diferente y original de conocer gente y hacer amigos.

El nombre del restaurante, bautizado en honor a sus precursores, José y Fidel. Fidel y José. De ahí nació el concepto de Fijo. Un pequeño y coqueto restaurante que hace gala de una cuidada decoración obra del renombrado interiorista Jaime Sesé. Un espacio intimo y acogedor, donde la carta líquida cobra un protagonismo indiscutible para potenciar los aromas, sabores y matices, de los riquísimos platillos que conforman su apetecible carta, donde se combina la cocina española, la peruana y la internacional. Una cocina honesta, sincera y con alma. Elaboraciones tradicionales con su toque personal, confieren a Fijo una rotunda personalidad. Calidad a precios razonables. Una fórmula acertada que funciona y se agradece en los tiempos que corren.